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Tren Maya «empuja» a migrantes a rutas más peligrosas en la frontera sur

Montañas, ranchos, secuestros, extorsiones, violencia y redes de tráfico, es el camino que tomaron los migrantes centroamericanos sobre tres nuevas rutas abiertas desde que México inició la construcción del Tren Maya que los dejó sin transporte en la frontera sur donde la militarización, el racismo y la discriminación, alientan masacres y ataques armados, denunciaron activistas de derechos humanos.

En agosto de 2020, el tren de carga pasó por última vez en Tenosique y desde entonces la violencia incrementó en la ruta migratoria para cientos de indocumentados que anualmente cruzan la frontera sur desde el Ceibo, en Guatemala. Chancalá (Pénjamo), Palenque y Salto de Agua, en Chiapas, son las rutas recientemente usadas para el flujo migratorio, pero tienen un costo sangriento y de odio, así lo reveló Fray Gabriel Romero Rodríguez, director de la casa hogar y refugio para migrantes La 72 en Tenosique, Tabasco.

“Esas son las nuevas rutas desde el Petén en Guatemala para ir encarrilados hacia Villahermosa, ahora caminan más. Como saben que vienen subsidiados por familiares en los Estados Unidos, hay una ruta muy delictiva de asaltos donde son secuestrados y van pidiendo (los traficantes) entre 3 mil y 5 mil dólares a través de la extorsión telefónica a sus familiares”, denunció el religioso.

Romero Rodríguez manifestó que, en este negocio lucrativo, el Instituto Nacional de Migración (INM) se hace de “oídos sordos”, y las redes criminales solo laboran fines de semanas (sábado y domingo) durante las madrugadas en las narices de siete retenes militares en Tenosique, Emiliano Zapata, Macuspana, Villahermosa, en Tabasco, también en Salto de agua y Palenque, Chiapas.

Para Rubén Figueroa, integrante del Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM) en Centroamérica, el fenómeno migratorio escaló peligrosamente un peldaño más en la violencia, esta vez el racismo y la discriminación, unieron fuerzas con las redes criminales para fomentar masacres y ataques armados como los ocurridos recientemente en Camargo, Tamaulipas y Huimanguillo, Tabasco, un episodio inédito de segregación social.

“Se ha incrementado el racismo y la discriminación hacia ellos, los han etiquetado como invasores y delincuentes, eso hace que sean muy vulnerables por la sociedad e institucionalmente por la Guardia Nacional, el Ejército y la policía, eso da una imagen de que al migrante hay que atacarle y eso ven los grupos criminales para agraviarlos”, explicó el activista.

Rubén Figueroa señaló que los recientes huracanes en Centroamérica, la pobreza y la violencia detonaron “un fuerte incremento en el flujo migratorio” con la presencia de redes de tráfico que se han fortalecido impunemente de la mano de autoridades policíacas en los tres niveles de gobierno. Para el jesuita Gabriel Romero Rodríguez comenzó un nuevo episodio de violencia y odio con un giro complejo en el que, un 50 por ciento de los “sin papel”, son niños, jóvenes, mujeres embarazadas, familias completas que pagan entre 10 y hasta 15 mil pesos por cruzar desde el Ceibo, Guatemala hasta Villahermosa.

“Por ejemplo, del Ceibo, Guatemala a Tenosique cobran mil pesos por persona durante la madrugada, de Tenosique a Palenque 1,500 pesos y para Villahermosa son 5 mil pesos. Es una ruta que hacen sábados y domingos cuando el Instituto Nacional de Migración (INAMI) no labora ¡transportan muchos migrantes en fines de semana!”, afirmó el defensor de migrantes.

Romero Rodríguez, explicó que el caminar de las personas centroamericanas es doloroso, pues quienes no cuentan con recursos tienen que caminar en tres días, unos 150 kilómetros, desde la frontera de Guatemala hasta Palenque y después viajar hacia Villahermosa otros 170 kilómetros. “Hacen grupos de hasta 25 personas y caminan entre potreros, montañas y rancherías”, dijo en entrevista.

Cifras proporcionadas por la casa refugio para migrantes La 72, el flujo migratorio en el año 2018 alcanzó una cifra récord de 15 mil indocumentados a su paso por la frontera sur, en el año 2019 decreció a 10 mil, como consecuencia del cierre de las fronteras ordenado por el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, posteriormente, en 2020, por la pandemia y los huracanes que devastaron a Centroamérica, se observó una caída estrepitosa de unas 3 mil personas migrantes, es decir, disminuyó un 95 por ciento.

Sin embargo, a partir de enero de 2021, la 72 y el Movimiento Migrante Mesoamericano, mostraron su preocupación por el incremento exponencial de flujos importantes en su refugio, todo a raíz de la militarización de la frontera sur y su participación con las redes de tráfico de personas que operan impunemente.

En Huimanguillo, el martes fue atacado a tiros un grupo de 25 migrantes que viajaban a bordo de una camioneta, uno de ellos murió y dos más resultaron heridos, a decir de testigos, los agresores fueron agentes migratorios, pero una fuente consultada rechazó la versión. “Nuestros agentes no usan armas en operativos”, dijo Adriana Ángeles, funcionaria del Instituto Nacional de Migración.

Con información de Milenio

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