El tipo de ejercicio que se realiza está relacionado con esta circunstancia. Cuando se practica actividad física aeróbica “hay un mayor consumo de oxígeno y, por lo tanto, mayor circulación y bombeo de la sangre, lo que implica un mayor gasto, se necesita más energía y se gastan más calorías”, apunta la experta.
Más que por salud, multitud de personas practican actividad física porque quieren perder peso o mejorar su aspecto. Sin embargo, no es raro que personas que practican algún deporte no consigan lograr sus objetivos en la báscula y no puedan determinar qué ocurre: si realizan poco deporte, no lo hacen con la suficiente intensidad o es a la dieta a la que hay que culpar.
Lo primero que es necesario determinar es si puede darse esa circunstancia. Es decir, si es posible practicar algún tipo de actividad física y no notar ninguna diferencia en lo que a la báscula se refiere. La presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, Alma Palau, indica en una entrevista con Europa Press que sí.
“Se puede dar el caso de que una persona empiece a hacer deporte de forma intensa y empiece a desarrollar masa muscular y que en la báscula no note la diferencia porque en peso total esa persona sigue pesando igual”, explica la experta. No obstante, la persona sí tiene que notar algún cambio en su anatomía. “Físicamente mejorará su forma física porque empezará a desarrollar masa muscular”, agrega Palau.
En el caso del ejercicio físico anaeróbico se da otra circunstancia. “La actividad de la masa muscular necesita azúcar y consume glucosa para su funcionamiento. Al ir reduciendo las reservas de glucosa en sangre se van movilizando las grasas que hay en el organismo”, especifica Palau.
Así, puede ser que una persona, según qué tipo de ejercicio realice, obtenga unos resultados u otros en este sentido. “Si es anaeróbico, sin gasto de oxígeno, puede pasar que esté llevando una dieta, que esté haciendo deporte y que en la báscula siga marcando lo mismo”, afirma Palau. Sin embargo, “su composición corporal será diferente: tendrá más masa muscular, menos grasa y, por lo tanto, habrá ganado en salud”, insiste Palau, que incide en la cara saludable de practicar ejercicio a pesar de que “la báscula siga marcando lo mismo”.
Pero lo normal es que, al empezar a hacer deporte se pierda peso. “Si una persona necesita perder peso y empieza a hacer deporte o actividad física, en principio debe empezar a perder peso”. Pero la dieta también juega un papel relevante. “Al mismo tiempo que se hace actividad física lo lógico es también empezar a comer menos, si es una persona que come en exceso, o empezar a comer más saludable, si es una persona que consume alimentos insanos, muy ricos en grasas o azúcares”, dice la doctora Palau. “Si no hace nada de eso, si sigue comiendo igual, por supuesto debería perder peso”, recalca, pero “si también lleva la alimentación saludable perderá más peso”.