Durante su estancia en prisión, Joaquín «El Chapo» Guzmán, realizó peticiones para que le permitan dos horas a la semana de ejercicios al aire libre, tapones para los orejas para paliar un dolor de oídos que arrastra desde hace meses y la posibilidad de comprar botellas de agua y no tener que beber de un grifo que está lleno de moho, entre otras peticiones.
El despacho de Michael Lambert emitió una carta al juez Brian Cogan, responsable de emitir el veredicto contra el capo de Sinaloa, para remitir las exigencias de Guzmán ante el Buró de prisiones de Estados Unidos.
«El Chapo» lleva encerrado en una minúscula celda en el Metropolitan Correctional Center (MCC) de Manhattan desde su extradición el 20 de enero de 2017. Desde entonces no ha gozado de ningún tipo de privilegio, en aislamiento solitario -su única comunicación con el exterior son las visitas de sus abogados y dos llamadas al mes de 15 minutos con sus familiares-, con una única hora de recreo en un pequeño gimnasio de lunes a viernes, y ningún acceso al aire libre ni luz solar.
Las medidas extraordinarias de seguridad aplicadas a Guzmán Loera, impuestas por la “peligrosidad” del capo, también incluyen que su celda tenga la luz encendida todo el día -lo que afecta a su sueño-, una regulación irregular del sistema de aire acondicionado y calefacción, y deficiente provisión de sábanas limpias y comida, según han denunciado constantemente sus abogados.
“El señor Guzmán se ha comportado de una forma ejemplar en los 27 meses que ha estado en custodia; nunca ha sido irrespetuoso ni violento hacia los miembros de la prisión, ni ha habido ningún reporte (de queja)”, escribió en la carta Mariel Colón, abogada del equipo del Chapo, de origen puertorriqueño y muy cercana a Emma Coronel, la esposa del capo.