Los tiempos cambian. Si hace unos meses eran los conductores del taxi los que inundaban las calles de las grandes capitales, ahora le toca el turno precisamente a aquellos contra con los que se manifestaba la división más tradicional del transporte en las ciudades.
Un precedente que ya se pudo ver en Barcelona hace pocos meses cuando el Gobierno de la Generalitat aprobaba la medida de precontrataciones para los vehículos VTC. Desde entonces los trabajadores de Uber y Cabify –que volvió semanas después con una tímida representación– se manifestaron por lo que consideraban el fin de su trabajo.
En Los Ángeles, la mayor parte de los conductores de Uber y Lyft han tomado la decisión de no recoger pasajeros a lo largo de un día completo. ¿El motivo? Uber ha reducido los porcentajes de pago de los conductores de la plataforma en esa región. Concretamente un 25%; lo que implica una reducción del precio por milla de 80 centavos a 60.
Bajo este pretexto, los conductores de las plataformas llenaban las calles de la ciudad para protestar contra una situación que complica sus cuentas. Y no es la primera vez que los propios trabajadores de la plataforma avisan de la precariedad de trabajar para estas tecnológicas en Estados Unidos; una bajada de los precios implicaría complicar su llegada a fin de mes.