Arturo Marvill 11 mayo, 2024
Ahora ya es liguilla y es dar la nota alta a la hora del performance. Había que jugar pulcramente atrás y tratar de llegar con eficiencia, más en esto último se volvió a fallar. Bravas cumplió, pero la mala fortuna se volvió a atravesar en su camino y se irán al Volcán Universitario con desventaja y con una misión que suena poco menos que imposible: ganar en Monterrey por diferencia de dos goles o más. Le agregamos a lo amargo de la derrota, la infamia de la lesión de la referente Jass Casarez, que no pudo festejar de buena manera su extensión de contrato con el cuadro fronterizo por tres torneos más. Las lágrimas en el rostro de la californiana pocos segundos después de sentir el “tirón” en su muslo, avisaba un negro panorama en la ofensiva fronteriza, pues con la ausente Yuki Watari ya son dos figuras claves en la delantera de Bravas que no verán más liguilla por este torneo. Las rivales con la etiqueta de super líderes y con la ofensiva más poderosa de la liga, nunca se vieron superiores ni cómodas en el césped del San Benito.
En la primera parte durante el transcurso de los minutos, era evidente que Oscar Fernández había estudiado a detalle a las de azul y amarillo y sus dirigidas destruían cualquier avance y siempre frustraban cualquier tipo de pase filtrado, sobre todo de la campeona del mundo Jennifer Hermoso, que ahora no pudo ser la eterna orquestadora del ataque felino. Julitha, sí, otra vez Julitha Singano volvió a ser esa muralla indestructible atrás. Janelly Farías se daba el tiempo de destruir los avances y agregarse al ataque. Tigres femenil no la estaba pasando bien y cómodas como es casi su costumbre, tanto así que su portera Ofelia Solís fue la figura al sacar dos de gol y salvar su meta. Transcurría el tiempo y viene la tragedia. Al minuto 35′, Farías manda el servicio hacia el frente buscando el pique y la velocidad de Jass, pero cuando la californiana mete el acelerador en su pelea con la defensa Plummer, siente el desgarre que la hace frenar y provoca que abandone la cancha en medio de un mar de lagrimas. Norma Palafox entró en su lugar, pero la sonorense hace ya varios torneos que perdió el nivel que mostraba en sus inicios. El arbitro Gustavo Padilla agregó cuatro minutos adicionales para ponerle fin a una triste, por la lesión de Casarez, primera parte del encuentro.
La segunda parte inició Bravas a tambor batiente. Antes del minuto de juego ya estaban cobrando un tiro de esquina, pero no fue fructífero. Chilufya se echó la ofensiva a su espalda y en gran parte dependía de su explosiva velocidad los avances de las verdes. Pero fue entonces que la visita adelantó sus líneas y comenzaron a exigir en serio a Renata. Los embates de las campeonas reinantes eran cada vez más intensos. Fernández hizo cambios simplemente de refresco, posición por posición. No le quiso mover a su parado. Pero viene la jugada circunstancial al minuto 61′, en un tiro de esquina a favor de la visita, el balón elevado es desviado hacia el centro por parte de la defensa de Bravas, la pelota sale rebotada en los linderos del manchón penal que es disputada por Alexia Delgado y Norma Palafox. La medio de Amazonas golpea el balón a portería pero se topa con la mano de Palafox sin percatarse en primera instancia Padilla del hecho. El VAR manda llamar al central y al mostrarle las repeticiones decide decretar la pena máxima. Otra vez la Maga Ovalle para cobrar, ahora sí un penalty bien marcado. Pero lo tira con mucha potencia y hacia arriba, tanto que la pelota se estrella en el travesaño y en el rebote, ninguna de las defensas de Bravas está atenta del balón, cosa que aprovecha Maricarmen Reyes para contrarrematar a placer con el arco abierto y anotar el único gol del encuentro, que fue festejado por la visita con efusividad casi de campeonato. El público entonces empezó a alentar más fuerte. La excelente asistencia de más de 10 mil personas retumbaba con voz unísona el San Benito con el “Vamos Bravas”. Las chicas no cesaban en su empeño. Tigres Femenil ya atacaba discretamente, tirándole al contra golpe, más evidente con el ingreso de la velocista sudafricana Chestinah Thembi, que con todo y su dribling y bailoteos, tampoco pudo superar a la muralla tanzana Julitha Singano. Las verdes se apresuraban, el tiempo jugaba en su contra, querían el empate para no ir al Volcán tan desprotegidas. Los minutos seguían, se consumía el tiempo regular. Gustavo Padilla agregaba 6 más. Faltando cuatro, la Chata Hernández se manda un centro caliente a media altura que techa a toda la defensa y le cae justo a la posición de Norma Palafox que de aire tuvo a boca de jarro el empate, pero no golpea con propiedad la pelota y débilmente le sale casi toque de balón a la portera. Y ya no hubo más, pues se consumió el tiempo adicional para el silbatazo de Padilla.
Las Bravas irán el lunes a Monterrey a tratar de conseguir lo impensable. Esto es liguilla y así de brutales son los partidos. En liguilla está prohibido fallar. Y si la falla la aprovechan las rivales, se traducirán en decepciones. Es un paso adelante, es una prueba brutal, pero es futbol y todo puede suceder. Sin dos referentes ofensivas, las fronterizas se presentarán en el Volcán como víctimas seguras. En ellas está el dar una pelea descomunal o de plano ceder todo para sellar la eliminación. Por el honor y el orgullo de la frontera y por volver a hacer pasar otra noche incomoda a las rivales. Pase lo que pase, las Bravas han vuelto a ser en este torneo, el lado opuesto del FC Juárez