El medio de periodistas Pie de Página reporta que, de acuerdo con el funcionario estatal, los migrantes abordaron, al parecer, dos camiones en Ciudad de la Isla, Veracruz. En las unidades las personas viajaban en condiciones infrahumanas y encerrados con candados
Por lo pronto, se está rastreando si los desaparecidos viajaban en dos camiones, uno con placas 183-EC-3, y otro con placas KY-88-765 del Estado de México. Peimbert Calvo y su equipo dieron acompañamiento a la Caravana desde que entraron a Oaxaca por Chiapas y hasta su salida por Veracruz.
En esa zona, el fin de semana, las tensiones aumentaron luego de que el Gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, retirara una breve oferta de transporte en autobuses para los migrantes. Yunes afirmó inicialmente que otorgaría transporte a la caravana, pero minutos después alegó que no sería correcto enviar a los migrantes en este momento a la capital mexicana dado que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México se hallaba en mantenimiento y siete millones de sus habitantes no contarían con agua potable durante el fin de semana.
Luego de la cancelación, la lucha para entrar en los dos remolques de un tráiler fue violenta. Mujeres y hombres se comportaron como si entrar o no fuera cosa de vida o muerte y se fueron acomodando hasta que no cabía nada ni nadie. Quedaron encerrados en un calor extremo que en minutos comenzó a causar estragos.
Estaban tratando de salir de la comunidad de Isla, en el sur de Veracruz, como a diera lugar. Miles llegaron ahí tras recorrer más de 70 kilómetros desde Sayula de Alemán y sólo tardaron minutos en darse cuenta de que nunca tuvieron que haber pisado esa comunidad, y de que fueron conducidos hasta ahí engañados por el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares.
Las decenas de personas que llenaron los dos remolques del tráiler, no se sabe si son los mismos en los que viajaban los migrantes reportados como no localizados; comenzaron a desesperarse y dar muestras de pánico a medida que sufrían los estragos del sol del medio día encerrados hombro con hombro en esos cajones, con poco aire y constantes empujones de los que insistían en entrar, incluyendo niñas y niños que eran cargados y metidos a la muchedumbre encerrada.
La situación se salió de control. Comenzaron los gritos para que dejaran salir a las personas encerradas. En ese momento, el chofer anunció que se habían averiado los frenos y que el tráiler no haría ningún viaje. Fue una mentira que pudo haber evitado una tragedia. Más tarde ese mismo vehículo fue visto circulando con normalidad.
En Isla, Veracruz, el tren de carga donde solían transportarse miles de migrantes se cambió por tráilers y camiones. Las acrobacias utilizadas por los viajeros para subir, eran similares. La misma temeridad, las mismas prisas, riesgos similares.