El periodista que radicaba en Cancún, Quintana Roo, desde hacía más de dos décadas, impulsó la zona con su estilo característico, se fue buscando tranquilidad y ahí en la Rivera Maya la encontró. Este jueves, mediante un comunicado en sus redes sociales su familia comunicó su deceso, tras su permanencia de varias semanas en terapia intensiva debido a un mal cardiaco por el que fue intervenido hace un mes.
Así fue su carrera:
Desde mediados de la década de 1980, el periodista mexicano Óscar Cadena se convirtió en uno de los rostros más famosos de la televisión por su particular estilo de reportear y conectar con la que comúnmente se llama ‘gente de a pie’, haciendo escuela y además siendo fácilmente reconocido por su figura singular y el detalle de sus infaltables tirantes de colores, que fueron su rúbrica por décadas.
Previo a que en Televisa se lanzara su famoso programa ‘Cámara Infraganti’ en 1988, Cadena, nacido en Ciudad de México el 10 de noviembre de 1945, fue el creador y presentador del programa ‘Ciudadano Infraganti’,para IMEVISION (la televisora estatal que posteriormente fue comprada por Ricardo Salinas Pliego para ser convertida en lo que hoy es TV Azteca) espacio en el que se lanzaba a las calles de la capital mexicana acompañado de una cámara de video para hacer entrevistas con la gente que encontraba y también para poner en evidencia a servidores públicos a los que pescaba en situaciones comprometidas o incluso de corrupción.
Como nadie se había atrevido a hacer esto antes, fue un parteaguas en la televisión y apenas dos años después de lanzar este formato en IMEVISION, hizo historia al ser el primer miembro del elenco de dicha empresa en pasar a las filas privadas de Televisa, donde creó un programa similar que se llamó ‘Cámara Infraganti’, mismo que se mantuvo en antena durante una década. En esta versión, Cadena modificó el tono, que era menos de denuncia y más de cultura y farándula. Su sección más popular era ‘Sopa de videos’, en la que participaba el público desde casa, enviando sus videos caseros para que fueran transmitidos en el programa.
El conductor contó en una ocasión a El Universal que la producción llegó a recibir más de mil videos por semana, a pesar de que en ese tiempo se hacían de manera física, mediante videocassette y se enviaban por correo postal a las instalaciones de la televisora de San Ángel.
Posteriormente, y de manera paralela al programa, Cadena fue conductor de ‘Cómplices en familia’, un programa de bromas con cámara escondida que presentaba en compañía de Andrea Legarreta (este fue su debut como conductora, algunos años antes de ‘Hoy’), Juan Carlos ‘Borrego’ Nava y de Gabriela Castro, quien es su esposa desde 1992.https://www.youtube.com/embed/Mu30xBXc9Nk?enablejsapi=1&=1&playsinline=1
La emisión dominical tuvo mucho éxito al inicio de sus transmisiones en 1996, sobre todo porque resultaba algo fresco y divertido: los mismos televidentes mandaban sus propuestas para hacer bromas a sus amigos, vecinos, familiares o compañeros de trabajo (este concepto lo retomaría años después Ashton Kutcher en su infame show de MTV ‘Punk’d’); el problema fue que el formato no pudo sostenerse demasiado, ya que el contenido comenzó a volverse repetitivo y antes de ver caer su rating, el propio Cadena lo canceló.
En 2001, con más de 15 años de ser uno de los hombres más influyentes de la televisión, Cadena sufrió un ataque cardíaco y tubo que ser intervenido. Esto cambió drásticamente sus hábitos de trabajo y finalmente lo llevó a terminar su relación con Televisa —que de por sí había sido tirante después de la muerte de su valedor, Emilio Azcárraga Milmo— y trasladarse a vivir a Cancún, Quintana Roo, con Gabriela y sus dos hijos menores (de un matrimonio anterior hay otros dos hijos ya adultos, que lo ayudaban en la producción de sus contenidos originales).
Así fue como Cadena bajó su perfil, creando su propia agencia de noticias locales Encadena y su canal de YouTube ‘Oscar Cadena el Infraganti’. En este último compartía las entrevistas que aún realiza desde la calle en los últimos años, pero tuvo que modificar drásticamente su ritmo de trabajo y esto lo llevó a renunciar a la fama que una vez tuvo, algo que él encontraba con sentimientos ambivalentes: había conocido de cerca el poder y la celebridad, pero como periodista, su interés en las noticias no podía estar por debajo de ser una figura famosa.