Michael Cohen, el antiguo abogado personal del presidente Donald Trump, una figura central en su negocio familiar, se rinde tras llegar a un pacto con la fiscalía federal del Distrito Sur en Manhattan, por el que se declara culpable de cinco cargos por fraude fiscal, uno financiero y dos financiación ilícita de campaña para influir en la elección del magnate. Lo hace a cambio de una rebaja en las penas. Con el acuerdo de este martes se evitaría un juicio que se habría convertido en un espectáculo y cuyo resultado habría sido incierto, también para el inquilino de la Casa Blanca.
La sentencia máxima combinada por estos ocho cargos es de 65 años de cárcel, pero quedaría en algo más de cinco años. El fraude fiscal tuvo lugar entre 2012 y 2016. El sexto cargo por fraude financiero se refiere al periodo 2015 y 2016. Cohen admite, además, que cometió un crimen al violar las reglas de financiación de la campaña «siguiendo las directrices del candidato» y que lo hizo «con la intención de influir en las elecciones». El letrado fue puesto en libertad tras pagar medio millón de dólares de fianza, hasta que se dicte sentencia el 12 de diciembre.
Las autoridades federales empezaron a investigar a Michael Cohen la pasada primavera. Él mismo se definió en el pasado como el protector de Donald Trump, hasta el punto de decir que resolvía sus problemas comparándose con el personaje de ficción Ray Donovan. Llegó a decir que se dejaría pegar un tiro por Trump. Por hacer, en la recta final de la campaña electoral pagó de su bolsillo a la actriz porno Stormy Daniels y a la modelo Karen McDougal para que guardaran silencio por la relación sexual que tuvieron con el entonces candidato.
Ese fue el detonante de las pesquisas. El FBI realizó el pasado abril un registro en su oficina y en sus residencias, buscando pruebas de un posible fraude. El origen de la operación fue información derivada por el fiscal especial que investiga la trama rusa en las elecciones, Robert Mueller. La investigación cubrió todas las actividades y negocios de Cohen, incluyendo teléfonos y papeles que afectan a sus clientes, principalmente Donald Trump. Cohen, de 51 años, debe su fortuna a una red de empresas que opera taxis amarillos en Nueva York, que gestiona junto a su suegro. También se hizo con propiedades inmobiliarias por la ciudad, incluidos edificios de la organización Trump.
Hace un mes, la cadena CNN se hizo con unas grabaciones realizadas por el propio Michael Cohen en las que el abogado discute con Donald Trump el pago que se iba a hacer a la modelo de Playboy para comprar su silencio. Rudy Giuliani, que está al frente a hora de solucionar los problemas legales del presidente, repudió a Cohen diciendo que no es un testigo creíble porque “mintió toda su vida”. El presidente acudió a Twitter para arremeter contra su espadero.