A un año de la detención del ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, se confirmó que existe una nueva acusación en su contra.
En marzo de este año un ciudadano estadunidense lo acusó de haber permitido su tortura por órdenes del gobierno de su país. La acusación del ciudadano es una demanda civil que se suma a los cuatro cargos que la Fiscalía de Nueva York le imputa a García Luna desde 2019 por tráfico de cocaína y uno por mentir a autoridades migratorias.
El demandante es Roger Charles Day Jr., condenado a más de 100 años por defraudar al Departamento de Defensa por venderle equipo militar defectuoso, quien señala que el gobierno mexicano permitió su tortura y la de varias personas por solicitud del gobierno estadunidense para que aceptaran su extradición, llevándolos a una prisión donde eran sometidos a diversas violaciones de sus derechos humanos.
A García Luna y a la entonces canciller mexicana Patricia Espinosa Cantellano, los acusa de haberlo torturado entre el 12 de agosto de 2009 y hasta diciembre de 2010, por órdenes de funcionarios estadunidenses. Con la demanda, Charles Day Jr. busca que haya una reparación millonaria por las afectaciones que dice haber tenido.
La demanda civil la presentó desde prisión, acusando directamente a García Luna y a Espinoza Cantellano, así como a cinco ex funcionarios estadunidenses, por presuntamente haber planeado y ordenado su tortura cuando estuvo detenido en un penal de Veracruz.
Entre los ex funcionarios estadunidenses señalados en su acusación están David Haskett, entonces vicecónsul de la embajada de Estados Unidos en México; Nelson Wu, también vicecónsul de la embajada estadunidense en México; Clifford Johnson, que era consejera legal asistente de Inteligencia; Edward A. Betancourt, que era director de Revisión de Políticas y Enlace Interagencial y Jerold McMillen, director asistente de la Oficina de Relaciones Internacionales del Departamento de Estado.
Roger Charles Day asegura que sufrió al menos 100 actos contra su persona durante su internamiento en lo que denomina “una conocida instalación de tortura”: el Centro de Readaptación Social Numero 5 Oriente, en Villa Aldama, Veracruz.
En su demanda cuenta que la madrugada del 12 de agosto de 2009, cuando estaba en el reclusorio Oriente en la Ciudad de México, lo despertaron para que elementos de la entonces Agencia Federal de Investigación se lo llevaran a Villa Aldama, donde asegura que Genaro García Luna ordenaba al director que se torturara a los internos con el beneplácito de los funcionarios estadunidenses. Narra que llegó a Veracruz con otros 28 internos. Que en la entrada los hacían salir corriendo y los guardias del penal los recibían a golpes y que una vez dentro del centro, los golpes seguían, especialmente contra él por ser estadunidense. No les dieron agua o comida durante todo un día.
Recuerda que su abogado tramitó un amparo por el traslado “ilegal” de su cliente, el cual tuvo que ser firmado por Charles, no sin recibir después más golpes de los guardias como represalia.
Un juez federal había emitido una orden para que ninguno de ellos fuera trasladado, aunque cuando los internos se ampararon, estos jueces se declararon incompetentes para hacer valer su propia orden. Así que tuvieron que ampararse en un juzgado de Veracruz, que determinó que ese traslado sí fue ilegal, pero esta determinación fue ignorada por la Secretaría de Seguridad Pública a cargo de García Luna.
Charles asegura que en el centro de Villa Aldama sólo le daban de comer los desayunos escolares del gobierno. Que estaba aislado. No había cambios de ropa, lavandería, cepillos de dientes, jabón, sábanas, ropa interior, dinero, visitas de nadie, agua caliente o dónde dormir por casi 20 días. Las golpizas llegaban cada 7 o 9 días: entre 40 y 50 guardias equipados entraban a las celdas antes del amanecer, sacaban a los internos por celdas, los desnudaban y los golpeaban con macanas, sus puños, sus pies e incluso sus escudos. Dice que hasta eran violentados sexualmente por algunas guardias. Además, asegura que en las celdas había ácaros, piojos, moscas y hasta una plaga de ratas. Hacía frío y habías goteras.
Fue hasta medio año después que la comida cambió. Les daban una especie de guisado, que servían en bandejas que entregaron a cada prisionero. Cada persona estaba encargada de lavar su bandeja, aunque no había agua ni servicios de limpieza. Cuenta que las condiciones sanitarias del lugar hacían que las personas se enfermaran comúnmente debido a la falta de papel higiénico y que el olor en las instalaciones era insoportable. Recuerda que durante una inspección un guardia con un uniforme con escudos en sus solapas lo golpeó con una especie de macana electrificada en los brazos, las piernas y la espalda.
Según el último informe de la CNDH, en 2019, sobre centros penitenciarios, el penal de Villa Aldama es el segundo peor calificado: tiene 6.5. Está reprobado en cuanto a problemas de hacinamiento, trato digno de los presos y tortura de internos. En la demanda contra García Luna, Roger Charles Day Jr. explica que de los 28 internos iniciales, que vivieron lo mismo que él, la mayoría renunció a sus derechos y aceptó su extradición. Él y otros dos internos lucharon hasta el final para evitarlo, pero finalmente ocurrió en diciembre de 2010.
La demanda, presentada casi 10 años después, ya con García Luna preso por otras acusaciones, está en proceso en una corte del Distrito de Columbia.