Una de más de una docena de lunas recien descubiertas alrededor de Júpiter está dando vueltas al planeta en una órbita suicida que inevitablemente conducirá a su destrucción violenta, reportan los astrónomos.
Los investigadores de EE.UU. tropezaron con las nuevas lunas mientras buscaban un misterioso noveno planeta o Planeta X mucho más allá de la órbita de Neptuno, que se considera el planeta más distante del sistema solar.
El equipo observó por primera vez las lunas en marzo del año pasado, desde el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo en Chile, pero necesitó más de un año para confirmar que los cuerpos estaban en órbita alrededor del gigante gaseoso. «Fue un proceso largo», comentó en un comunicado Scott Sheppard, quien dirigió el estudio en la Institución Carnegie, en Washington (EE.UU.).
Júpiter, el planeta más grande del sistema solar, apenas tenía lunas antes de los últimos hallazgos. El aumento reciente de los satélites naturales eleva el número total sus lunas jovianas a 79, más de las que se sabe que rodean a cualquier otro planeta en nuestro vecindario cósmico.
Nueve de las nuevas lunas descubiertas pertenecen a un grupo externo que orbita a Júpiter en retrógrado, lo que significa que viajan en la dirección opuesta al giro del planeta. Se cree que son los restos de cuerpos parentales más grandes que se rompieron en colisiones con asteroides, cometas y otras lunas. Cada uno tarda alrededor de dos años en rodear el planeta.
Dos más de las lunas están en un grupo que gira mucho más cerca del planeta, en órbitas prógradas que viajan en la misma dirección que el giro de Júpiter. Lo más probable es que sean pedazos de una luna anteriormente más grande y que se rompió en órbita, y sus restos necesitan casi un año para completar una vuelta alrededor de Júpiter. En qué dirección giran las lunas alrededor del planeta, depende de cómo fueron capturadas por primera vez por el campo gravitacional de Júpiter.
Mientras tanto, los astrónomos describen la duodécima nueva luna joviana como una «bola extraña». Con menos de un kilómetro de ancho, el pequeño cuerpo rodea a Júpiter en una órbita prógrada, pero a una distancia que significa que cruza el camino de otras lunas que giran en la dirección opuesta. Los científicos han nombrado a la luna nueva Valetudo, por la bisnieta del dios romano Júpiter, la diosa de la salud y la higiene.
«Esta es una situación inestable», dijo Sheppard. «Las colisiones frontales romperían rápidamente los objetos y los reducirían a polvo».
No obstante, el científico señala que «las colisiones no ocurren con tanta frecuencia, cada mil millones de años más o menos», informa ‘The Guardian’. «Si alguna sucediera, podríamos detectarlo desde la Tierra, pero es poco probable que suceda pronto», cita el periódico al astrónomo.