El pasado 20 de junio, agentes policiales recibieron una llamada de emergencia proveniente de Lancaster, al norte de Los Ángeles, en California (EE.UU.). Acudieron a la residencia desde donde se originó la alerta y encontraron a un niño, identificado como Anthony Ávalos, inconsciente y en estado grave.
El menor fue trasladado a un hospital local, pero murió al día siguiente, informó Los Angeles Times.
Lt. Alfred of the Los Angeles County Sheriff’s Department Homicide Bureau announced the arrest of 28 yr old Heather Maxine Barron in connection with the murder of her son, 10 year old Anthony Avalos.
We thank our Detectives for their thorough investigation.#LASD #AV411@lasdhq pic.twitter.com/gpgNPPOVtp
— LASD Lancaster Stn. (@LANLASD) June 29, 2018
La llamada la había hecho la madre del menor, Heather Maxine Barron, quien informó a la policía que Anthony había sufrido una caída. Sin embargo, los oficiales iniciaron una investigación ante circunstancias que consideraron sospechosas.
La investigación arrojó que Anthony recibió abusos repetidos durante cinco o seis días antes de morir. Las torturas incluían golpes al niño contra el suelo y con el cinturón, dejar caer salsa picante en su boca o prohibirle usar el sanitario, entre otros.
El pequeño tiene otros ocho hermanos, de entre 11 meses y 12 años de edad. Algunos de ellos testificaron que fueron obligados a participar de las torturas. Según documentos de la investigación del Departamento de Alguaciles del Condado de Los Ángeles, Heather Maxine Barron y su novio Kareem Ernesto Leiva forzaban a los otros niños a pelear con Anthony y controlar que «se quedara de pie o de rodillas».
Barron y Leiva han sido acusados de tortura y asesinato; y se les impuso una fianza de 2 millones de dólares a cada uno.
Tras el suceso, sus otros ocho hermanos fueron enviados con trabajadores sociales.
Entre 2013 y 2016 las autoridades de bienestar infantil habían recibido denuncias de sospechas de abusos contra el menor. Lo separaron unos meses de su madre, pero regresó luego que sus familiares recibieran asesoría.
De ser hallada culpable, la madre podría pasar al menos 22 años de prisión y su novio 32, y ambos enfrentarían cadena perpetua.