
Meta apuesta por la inteligencia artificial para sustituir los vínculos humanos en un contexto de soledad creciente
Mark Zuckerberg, CEO de Meta: “La gente utiliza los chats de inteligencia artificial para mantener conversaciones difíciles con personas de su entorno”
Nuria Virginia Martín
23/05/2025
Mark Zuckerberg ha verbalizado lo que millones de usuarios intuían desde hace tiempo: Facebook ya no es ese espacio íntimo donde compartíamos fotos de familia, mensajes de cumpleaños o recuerdos con amigos. “Ya no cumple su propósito original”, ha admitido el CEO de Meta. En su lugar, la plataforma se ha transformado en un escenario de vídeos virales, debates globales y contenidos diseñados para captar atención a toda costa.
Pero la verdadera revolución, según Zuckerberg, aún está por llegar. Ha adelantado una visión del futuro que mezcla distopía y entretenimiento digital: un entorno en el que nuestros “nuevos amigos” no sean humanos, sino bots potenciados por inteligencia artificial.
La interacción íntima cede paso a los contenidos masivos
Facebook ya no es una red social al uso
En sus propias palabras, Facebook ha pasado de ser una red de conexiones personales a un canal donde predomina el contenido viral. “Hoy en día, la mayoría del tiempo que la gente pasa en Facebook e Instagram es viendo vídeos”, explicó durante su intervención en el evento LlamaCon. “Pero dentro de cinco años, no estaremos sólo consumiendo contenido. Será interactivo. Podrás hablar con lo que ves en tu feed. Cambiará, responderá, e incluso podrás jugar con ello.”
Esta evolución del texto al vídeo, y del vídeo a la interacción inmersiva, responde a una estrategia clara: captar más tiempo de uso por parte de los usuarios, aumentando el nivel de conexión emocional con los contenidos. Una apuesta que, sin embargo, plantea serios interrogantes éticos.
Zuckerberg parte de un diagnóstico inquietante: el estadounidense promedio tiene menos de tres amigos. “Y la mayoría de personas desearían tener muchos más”, afirma. A partir de esta constatación, Meta plantea una solución tan innovadora como polémica: fomentar la creación de vínculos afectivos con chatbots basados en inteligencia artificial.
El auge de los bots sociales y el dilema ético
Los bots han llegado para quedarse
Meta no está sola en esta tendencia. Plataformas como Character.AI, Replika o Nomi ya han cautivado a adolescentes en Estados Unidos con bots que actúan como confidentes, consejeros o incluso parejas ficticias. Zuckerberg quiere ir más allá, integrando estos compañeros virtuales en el ecosistema de Facebook, Instagram y WhatsApp.
El problema es que estos bots no sólo escuchan. También recuerdan. La política de privacidad de Meta permite que los chatbots utilicen la información personal de los usuarios para entrenar sus modelos, sin posibilidad real de excluirse del todo. Aunque es posible pedirles que “olviden” ciertos datos, los usuarios en EE.UU. no pueden evitar que sus conversaciones sean procesadas y almacenadas.
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Una investigación reciente del Wall Street Journal reveló que varios bots de Meta habían mantenido conversaciones con adolescentes en tono sexual, pese a contar con supuestos controles de seguridad. Lo que supone que estas empresas están priorizando la recopilación de datos y el tiempo de uso por encima del bienestar del usuario. Los expertos advierten del peligro de crear relaciones dependientes con inteligencias artificiales que, en última instancia, obedecen intereses comerciales