Arturo Marvill 24 agosto, 2024 4 min read
El discurso en las ruedas de prensa de Bravos son realmente lindos, muy motivantes y por demás optimistas, pero a la hora de los partidos sus palabras se quedan a años luz de ser cumplidas, tanto jugadores como cuerpo técnico, al final se quedan como auténticas caricaturas y sólo con platónicos deseos de trascender. Y tal pareciera que ni Dios pudiera resolver el eterno problema de los fronterizos, que a veces saben llegar, pero no la saben meter, a menos de que se trate de una portería que se encuentre en un estadio de los Estados Unidos. A Barbieri ya también se le está haciendo costumbre de hacer los cambios después de una eternidad o cuando el daño ya está hecho. Falla en su intento de convertir en revulsivos a sus jugadores de cambio. Este equipo sigue sin mostrar ni pies ni cabeza en la liga local cuando en la Leagues Cup nos ilusionamos al ver otro equipo totalmente distinto al que juega en el campeonato mexicano.
En el primer tiempo se pudiera decir que fueron los mejores momentos de la oncena verde. Justo la primera mitad del primer tiempo, si bien nunca fue brillante, lo rescatable es que fue lo menos peor de Bravos, cuando Avilés provocó algunas llegadas interesantes y la posesión era de la oncena juarense. Pero como siempre, falta la maldita definición, esa que en los entrenamientos (claro, sin marca y con todo el tiempo del mundo para hacer un disparo a gol) no falla, pero que en los partidos la pata se les vuelve de lonche. Y justo cuando los fronterizos más se acercaban a la meta rival, cae el primero gracias a la cortesía de un arbitro quisquilloso que sancionó de manera muy estricta un penal que en las ligas europeas jamás se hubiera marcado. Al minuto 25′, viene un centro al área donde el Titán Salcedo va por la pelota para despejarla, justo en el movimiento de la pierna se topa con el rostro de Alan Montes por lo que el VAR llama al arbitro Martin Molina, quien decide marcar la pena máxima el cual es cobrado con éxito por el argentino Paradela, a pesar de que Benny Díaz se lanzó al lado correcto, pero la potencia terminó por vencerlo. El resto de los minutos Bravos generó a cuenta gotas, incluyendo un remate al travesaño de Orquín. Molina decidió otorgar ocho minutos adicionales después de la eternidad que se tardó en la revisión y marcaje del penal.
Para la segunda parte los cambios estaban cantados, pero Barbieri se los aguantó, otra vez, con tiempo en demasía. Tuvieron que pasar 60 minutos para que el técnico brasileño se decidiera por las modificaciones. Valoyes entró revolucionado pero nadie le acompañaba, su principal socio Avilés había salido del campo. No se notaron en lo absoluto los cambios, antes al contrario, después de llevarlos a cabo la oncena verde comenzó a doblar las manos. Al minuto 70′, en un tiro a balón parado, viene un centro venenoso al área donde la defensa se queda colgada y entran solos Cambindo y Montes siendo este último quien remata a bocajarro como venía la pelota, fusilando prácticamente a Díaz que no tuvo los reflejos para intentar atajar ese balón. Esa anotación terminó por matar la moral y los deseos de Bravos quienes a partir de ese gol en contra, ya jugaron por compromiso y sin ánimos de por lo menos intentar el de la honra, olvidándose por completo del bonito discurso que suelen dar en las ruedas de prensa. Al minuto 78′, otro cobro de tiro libre que va a dar hacia el otro extremo de la portería donde en el centro al área el Minion Abella con la cabeza intenta despejar, pero en su defecto sólo prolonga el balón y va a dar justo donde se encontraba la cabeza de Tomás Badaloni que con la testa remata hacia abajo y pegado al palo para hacer inútil el esfuerzo de Benny Díaz para el ultimo clavo del ataúd de Bravos, cuya actitud y poco futbol ante un equipo al cual ya lo sentían como víctima con mucha anticipación, lo sigue enterrando en el fondo de la tabla y que comienza ser acechado por el horrible fantasma del pago de multas.
El próximo partido de Bravos será en una semana en el Estadio Akron, donde se encerrarán para tratar de revertir la situación ante las Chivas. En el alma quisiéramos ser optimistas, pero por la miseria mostrada en este partido, el pronóstico es más que derrotista. Ojalá que los partidos siguieran siendo los de la Leagues Cup, para que el equipo mostrara ese rostro que nos dio esperanza e ilusión. Pero ya quedó atrás y hay que jugar en esta liga que al parecer les queda demasiado grande. Urge otro 9, pues el Chelo Saldívar necesita competencia, ya que no son suficientes esos muy contados chispazos de buen futbol que tiene. Y urge mucho más magia y sapiencia de Barbieri, que se está quedando muy atrás con sus deseos al enfrentar a sus realidades. Hay que reconocerlo, se le están acabando las ideas