Rafael Nadal jugó el último partido de su carrera en Juegos Olímpicos.
Y lo hizo en su catedral: la Philippe Chatrier,escenario donde forjó su leyenda en la tierra batida con14 títulos de Roland Garros y donde el Nadalismo se convirtió casi en religión.
Es difícil imaginar la pista de Roland Garros sin la figura del español más laureado en la historia del tenis, después de la derrota en dobles 6-2 y 6-4ante los estadounidenses Austin Krajicek y Rajeev Ram, en Cuartos de Final, en París 2024.
Sus seguidores estuvieron cazando el último partido del español en tierras francesas. Se despidió en solitario el lunes ante Novak Djokovicy hoy lo hizo en dobles en compañía de su compatriota Carlos Alcaraz, a quien le pasa la estafeta con 17 años de diferencia entre sus edades.
Los ibéricos fueron recibidos de pie por una multitud de 15 mil personas en la cancha central de Roland Garros. La lluvia se anunciaba y el techo retráctil de la pista se desplegó.
Nadal es tan reconocido a nivel mundial por su éxito individual que se olvida que es un jugador de jerarquía en dobles. Más de 200 partidos de dobles en el tour, ha ganado 11 títulos, incluida una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde se asoció con su buen amigo Marc López.
Ninguna estadística podría definir su exitosa carrera deportiva.
Nadal tuvo un papel protagonista en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, donde el francés Zinedine Zidane le cedió el relevo, aparición de fotografía. Una homenaje a Nadal que en París disputó sus últimos Juegos Olímpicos.
La relación entre París y Nadal es de complicidad. Y en las gradas se hace eco con el «¡Olééé!», cuando el partido parecía que había agonizado, despertó al final del segundo set solo para ver unos destellos de Rafa.
El 22 veces campeón de Grand Slam irrumpió en sus primeros Juegos Olímpicos a los 18 años, en Atenas 2004, en dobles con su actual entrenador Carlos Moyá. Se perdió por lesión las ediciones de Londres 2012 y Tokio, haces tres años. «Me dolió más que perderme los Grand Slams», confiesa Nadal.