Arturo Marvill 14 julio, 2024
No cabe ninguna duda de que a los Indios de Juárez les urge enfrentarse de nuevo o contra Faraones o contra los Soles (aunque con estos ya no sucederá), para que tengan la creencia de que ya mejoraron, pues con estos equipos sí pueden, pero con el resto, más que demostrado, los aborígenes no pueden y son una autentica farsa. Pero no, no han mejorado ni tantito. Son los reyes de dejar a decenas de corredores en base y en posición de anotar en cada partido. El super bulto Zamudio regresó a la alineación para recibir tres nuevas oportunidades y fueron tres outs entregados con dos ponches incluídos antes de ser sustituído. Esto refuerza la teoría de que hay algo demasiado turbio detrás de la super contratación de este petardo, pues ni lo dan de baja y lo siguen alineando a pesar de ser outs seguros entregados al rival. Urge el regreso del Hulk para ya no tener que usar al mercenario de Zamudio. Los aficionados se fueron molestos, pues se han dado cuenta de la piltrafa de equipo que la nueva super directiva armó para esta temporada. Demasiado grande les quedó el traje. Este equipo es, en teoría, uno de los grandes de la Liga Estatal, pero entre directiva y cuerpo técnico, lo han convertido en un pichón.
El nuevo profesional en turno, Juan Macías, tampoco pudo con el cometido, pues era tribulación tras tribulación en cada una de las entradas y a pesar de que sólo recibió tres carreras antes de salir en la quinta, en cada inning era salir con el cuchillo entre los dientes y hacer un esfuerzo sobrehumano para no recibir anotaciones. Salió con el partido ganando por una carrera, pero con hombres en base. Al final de cuentas el melenudo Alejandro Carrillo fue el pitcher derrotado. Por el otro lado, Julián Reyes, sí el mismo que dejó sin hit ni carrera a la tribu allá en Jiménez, volvió a recibir la pelota de manos de Armando Güereca con la esperanza de que repitiera la proeza. Pero ahora no le fue tan bien, que aunque sin embargo, fue hasta la sexta entrada cuando salió del partido. Indios anotó dos en la primera y Jiménez empató en la segunda, pero en la tercera Juárez se fue arriba 4-2. Pero fue a partir de ahí cuando comenzó el concierto de dejar una barbaridad de hombres en bases y sin anotar. Todas esas carreras que no anotaron los locales, se las iba atestar Rojos más adelante, para darles alcance y rebasarlos y llevarse la serie por limpia. En la quinta Jiménez anotó una y en la séptima se fueron arriba con otras dos. En la octava agregaron otra más y sellaron la victoria en la novena anotando su séptima, mientras Juárez no se cansaba de dejar hombres en posición de anotar. A Iván Gallegos, que dicho sea de paso, también le ha quedado enorme el traje de manager, se le olvidaron los toques de bola y el beisbol chiquito. Demasiado predecible su beisbol. Ahora ni los locales están respondiendo a la hora buena, tal vez contaminados por la mediocridad de los super foráneos que fueron traídos para esta temporada.
La próxima semana se espera una tormenta, pues negros nubarrones se vislumbran en el horizonte de los Indios, al tener que ir a encerrarse en la casa del actual tetracampeón Delicias, que por cierto va de líder en el torneo. Para fortuna de Juárez, será un sólo partido cuando enfrenten a los Algodoneros en sábado. Antes tendrán un par de encuentros en el Alonso Ronquillo ante los Mazorqueros, equipo que vino aquí a blanquear a los Indios. No, el pronóstico no es bueno. Lastimosamente ninguno de los dos equipos de la próxima semana es Faraones o Soles. Faltan sólo dos jornadas del torneo regular y este equipo no camina. No hay el más mínimo equilibrio entre el pitcheo y la ofensiva. Los abridores no son confiables, la ofensiva no sabe batear oportunamente y el manager no tiene ni una maldita idea de como hacer que este equipo vuelva a ser el poderoso Indios de Cd. Juárez de todos los años. No hay personal, no hay directiva y por ende, no hay ilusión.