La integración masiva de la inteligencia artificial está exacerbando el consumo de energía y agua de los centros de datos, planteando serios desafíos ambientales
La expansión descontrolada de los centros de datos en lugares como el norte de Virginia está tensando la infraestructura local y generando preocupaciones sobre la sostenibilidad energética y ambiental (IA)
Por Javier Neri 24 de junio 2024
La integración de la inteligencia artificial (IA) en la tecnología cotidiana, como el motor de búsqueda de Google, ha resultado en un aumento significativo en el consumo de energía. Cada respuesta generada por IA puede consumir hasta tres vatios-hora de electricidad, equivalente a la energía utilizada durante una llamada telefónica de una hora. Si esto lo llevamos a todas las búsquedas de Google, esto podría igualar el consumo anual total de electricidad de Irlanda, apuntó un reportaje de Jacobin.com
Sin embargo, las cifras detalladas sobre el uso total de energía y agua de la IA aún no son claras debido a la opacidad de la industria tecnológica. La falta de transparencia complica los esfuerzos para regular y gestionar el impacto ambiental de las tecnologías impulsadas por IA, a pesar de su creciente ubicuidad en teléfonos inteligentes, sistemas operativos y diversas plataformas en línea.
Falta de acción regulatoria y secreto de la industria
Las agencias federales como la Administración de Información de Energía de EE.UU. aún no han exigido la divulgación obligatoria del uso de energía relacionado con la IA en los centros de datos. Esta laguna regulatoria permite a las empresas tecnológicas operar con una transparencia mínima respecto a sus fuentes de energía e impactos ambientales. Los centros de datos, fundamentales para las operaciones de IA, a menudo obtienen tarifas con descuento para la electricidad, subsidiadas indirectamente por los contribuyentes y usuarios.
Implicaciones ambientales: Uso de agua y expansión geográfica
Los centros de datos, críticos para las demandas computacionales de la IA, no solo consumen grandes cantidades de electricidad, sino también cantidades significativas de agua para refrigeración. Muchos operan en áreas con estrés hídrico, incrementando las presiones ambientales locales. A pesar de esto, los informes detallados sobre el uso de agua son escasos, y solo algunos operadores proporcionan dicha información.
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Impacto regional y desafíos de infraestructura
Las gigantes tecnológicas concentran los centros de datos en regiones como el norte de Virginia, ya hogar de una infraestructura extensa para dichas instalaciones. La rápida expansión tensiona los servicios públicos locales y plantea preocupaciones sobre la fiabilidad de la red eléctrica y la sostenibilidad ambiental. Por ejemplo, Dominion Energy en Virginia enfrentó desafíos para satisfacer la creciente demanda energética de los centros de datos, afectando a los residentes locales.
Preocupaciones de justicia económica y ambiental
El aumento en el desarrollo de centros de datos plantea preguntas sobre la equidad económica y la justicia ambiental. Los acuerdos que otorgan exenciones fiscales y tarifas de servicios públicos con descuento a empresas tecnológicas transfieren los costos de infraestructura a las comunidades locales, a menudo sin generar empleos equivalentes. Esta práctica aumenta los costos para los consumidores y obstaculiza la transición hacia fuentes de energía renovable.
Respuestas legislativas y políticas
A pesar de las crecientes preocupaciones, los esfuerzos legislativos para regular el impacto ambiental de la IA siguen siendo nulos. Las medidas propuestas incluyen directrices de divulgación voluntaria y posibles impuestos al carbono para abordar el uso de energía de la IA de manera integral. Sin embargo, el cabildeo de la industria y los desafíos regulatorios obstaculizan la implementación efectiva de políticas y la supervisión.
A medida que las tecnologías de IA se expanden globalmente, especialmente en regiones con menor supervisión ambiental, aumentan las preocupaciones sobre su impacto ambiental acumulativo. Los problemas incluyen la extracción de recursos para la infraestructura de IA y la gestión de desechos electrónicos, complicando aún más los esfuerzos para mitigar la huella ambiental de la IA