Arturo Marvill 10 febrero, 2024
La era Mejía terminó, pero algo o un mucho de él se vio en el Akron, en el que Bravos volvió a ser el equipo miedoso y timorato que no sabe atacar. El interinato no pudo hacer nada para confrontar con algo de dignidad este partido, aunque en su defensa podríamos decir que no conocen del todo al plantel. El nuevo director técnico de Bravos estuvo en el palco y sin duda, por lo menos es lo que esperamos, tomó nota de todo lo malo que tiene este equipo. Vaya paquete, nunca antes en la historia de Bravos, un técnico llegaba con la encomienda de rescatar al equipo de lo más profundo posible. Pero esto era completamente evitable, de no haberse mantenido a un técnico que muchísimo tiempo atrás, a gritos demostraba que no era el indicado para llevar a la mejora del plantel.
Durante el primer tiempo, en su totalidad, Bravos se dedicó por completo a ofender, pero a toda su afición, con su actitud de miedo y pánico a atacar al rival por temor a recibir gol. Pareció que el fantasma de Mejía estaba ahí plantado en la banca. Una absoluta nulidad en la ofensiva fronteriza que, por obvia indicación del interinato, se echaron por completo hacia atrás después de la primera jugada a gol en una equivocación de Chivas que los verdes no aprovecharon en el minuto 2. Era impresionante ver como la oncena verde llegaba al frente con sólo una o dos unidades. Torres Servín llegaba con la encomienda de no perder más y Chivas no se cansó de intentar, de proponer y hasta eso, los verdes se habían defendido bien, pero tenía que llegar por enésima ocasión, el error de quien más?: Arturo “el Palermo” Ortiz, que una vez más, se vuelve a equivocar y su error originó el tiro de esquina del gol. Pero que maldita necesidad o necedad de seguirlo alineando, como si fuera la única opción central. A gritos está pidiendo banca la flamante contratación nacional que llegó de Pumas en donde ya casi no jugaba. Oremos por que Barbieri le ponga remedio a esta constante de alinear a alguien que sus errores ya se han convertido en algo “normal” en la escuadra verde. Al minuto 32′, un tiro de esquina cobrado por el Piojo Alvarado, llega al área a media altura, donde Antonio “Pollo” Briseño remata incluso, luciendose de palomita, cuando en realidad estaba completamente sólo, cabeceando a placer y vencer a Jurado que intenta manotear, viéndose sorprendido por la soledad en la que estaba el central de Chivas, pero nada logra para impedir la anotación del rebaño sagrado. El resto del tiempo, la oncena fronteriza adelanta tímidamente líneas pero sus ataques siguieron siendo por demás endeble, siguió siendo nada, sólo frustración por parte del Pelo Santos, que a diferencia frente a Necaxa, estuvo solo y su alma, pues Villalpando, que a veces se mostraba un tanto displicente, no fue ni la sombra de ese jugador clave en la ofensiva del partido anterior.
Para el segundo tiempo la entrada del uruguayo Manu Castro perfilaba como un probable revulsivo al frente del FC Juárez, pero no pasó mucho que digamos. Se fueron un poco más al frente pero sin mucho que exigir al “Tala” Rangel, portero de Chivas. En pocas palabras, se seguía jugando a prácticamente nada. Pasaban lo minutos y si bien Bravos intentaba posesionarse del balón, no hacía mucho por intentar conseguir la igualada. El interinato opta por ingresar al juvenil Pérez Bouquet y sacar al español Aitor García. Pérez se iba a significar por influir en el marcador, pero en contra. Chivas ingresó a su super estrella del momento Cade Cowell, que también influiría en el marcador y este sí a favor de su equipo. Al minuto 75′, Pérez Bouquet pierde de manera grosera un balón en la media cancha para originar un pase filtrado por el centro hacia el Pocho Guzmán que se lleva el balón cercano al área y se percata del movimiento hacia el frente del mexicano güero Cowell, quien entra a portería para fusilar a Jurado el cual valientemente tapa el disparo, pero la pelota rebota de globito justo a los pies del Pocho Guzmán quien con la portería abierta y sin arquero remata para el 2-0 lapidario para Bravos. Al minuto 85′ se da una jugada violenta donde el joven Leonardo Sepúlveda propina tremenda patada en el rostro a Manu Castro lo que produce profundo sangrado del jugador uruguayo. El arbitro Reynoso Arce saca en primera instancia la amarilla para el jugador de Chivas, pero el VAR manda llamar al silbante central y después de la revisión, modifica la decisión y echa del partido a Sepúlveda. Juárez jugaría 11 minutos en ventaja, aunque 5 de estos se dieron en la atención al jugador lastimado fuera de la cancha. Al minuto 94′, en un centro al área que buscó Javier “el minion” Avella, es trabado por Orozco. En primera instancia el arbitro no se percata, pero de nuevo es llamado por el VAR para la revisión y termina otorgando la pena máxima, la cual es cobrada correctamente por Ángel Saldívar para su primer gol con la casaca verde. Tres minutos después, el central pita el final el cual la gente festejó de manera ruidosa.
Muchísima chamba tiene el brasileño Mauricio Barbieri, pues en su presentación dijo que su estilo de juego es ofensivo. Y Bravos tiene todo, menos el ser ofensivo. Le heredan un equipo mermado al frente, con ausencias importantes como las de Avilés Hurtado y Diego Valoyes, que una vez recuperados tendrán que marcar gran diferencia. También recibe a un nuevo volante ofensivo en la persona de su paisano Edson Fernando da Silva, que teóricamente le dará mayor proyección hacia el frente. Aunque tal vez de última hora se pueda confirmar la incorporación del extremo mexicano Jairo Torres. Armas tendrá muchas, el chiste es saberlas usar. La peor herencia al técnico brasileño es sin duda que recibe al equipo ubicado de la peor manera posible: último lugar en la tabla general y último lugar de la tabla porcentual. Más abajo ya no se puede. En una semana frente al Puebla en el San Benito, algo o mucho deberemos ver de su mano brasileira. Algo que sea nuevo, algo que haga pensar que el torneo se puede rescatar aún. Algo de esperanza, que es lo que todos anhelamos