Arturo Marvill 19 enero, 2024
Con un accionar a la ofensiva más que infame, mostrando absolutamente nada al frente, con un director técnico con una impresionante pasividad y unos cambios sin sentido y con un portero agrandado frente a su ex equipo, Bravos del FC Juárez está mostrando a gritos que, a pesar de ya tener un plantel más vasto, está igual o peor que el torneo anterior. Jugadores que a veces pareciera que no entrenan o no practican lo elemental; pases malos, no saben retener un balón, pelotazos sin sentido y demás. No pasa nada en este equipo, ninguna insinuación de mejoría, enfrentando a un equipo que francamente no traía nada y al cual se le respetó de manera grosera, con parados que de tácticos no tienen nada, con lo cual el futuro luce más que negro para este plantel, mientras la directiva le siga tolerando su ineptitud a un Diego Mejía que, a gritos está diciendo que no puede más. Entretanto, Sebastián Jurado se agigantaba al salvar a su equipo de lo que hubiera sido una muy merecida derrota, al sacar varias de la línea de gol y deteniendo un penalty que enloqueció las tribunas, aunque sigue mostrando que tiene problemas para despejar el balón. Aún así, esta actuación puso a temblar el posible regreso de Talavera a la portería de los verdes.
El primer tiempo transcurrió con unos Bravos como de costumbre, sin preocupar absolutamente nada a la defensa rival. Un ataque timorato, lleno de pelotazos sin destino, tiros de esquina mal ejecutados, tiros libres de igual manera, desperdiciando las oportunidades a balón parado y en la única clara que generó por el costado derecho en una descolgada de Aitor García, al balón llegó ni más ni menos que el Puma Chávez, pero antes de intentar contactar dentro del área llegó cayéndose y como siempre no sucedió nada. Un ataque tan endeble y predecible que la defensa azul le jugó adelantada que en infinidad de ocasiones provocó los fuera de lugar de los fronterizos. Mientras Cruz Azul llegó en pocas ocasiones, pero con el suficiente peligro que exigió a Sebastián Jurado. José Juan Manríquez sobresalió en sus intervenciones evitando que el Toro Fernández le hiciera daño a su ex equipo. A la maquina cementera le hizo falta mucha claridad para dañar al rival y a Bravos le hizo falta….. pues jugar. El silbatazo del arbitro que finalizaba la primera parte fue acompañado con un monumental abucheo de una afición que a pesar del frío hizo una excelente entrada en el San Benito, pero que evidentemente manifestó su hartazgo de ver a su plantel jugar a absolutamente nada.
Para el segundo tiempo nada cambió. Mejía no reaccionó para buscar la anotación e hizo sus acostumbrados cambios extraños y sin sentido, una vez más manteniendo al Puma Chávez dentro del campo durante prácticamente todo el partido. De nuevo no tuvo la lectura correcta para aspirar a la victoria y Bravos mientras tanto metido atrás sin intentar siquiera buscar inquietar al portero colombiano Kevin Mier. Cruz Azul se lanzó con todo y mantuvo encerrado a los verdes durante gran parte del segundo tiempo mientras los aficionados le gritaban de todo a Mejía exigiéndole que ya hiciera algo para cambiarle el rostro al equipo. Vinieron los cambios pero nada sucedió. Era tanto el “apedreo al rancho” de Cruz Azul que vino la jugada que parecía le iba a cambiar el rumbo al partido. Al minuto 85′, Antuna recibe balón filtrado dentro del área, enfrenta al Palermo Ortíz que en si intento de despojar al delantero celeste, termina por trabarlo para un claro penal que el arbitro Yair Miranda no dudó en señalar. Angel “el cuate” Sepúlveda se encargó de cobrar, pero lo hizo al centro y débil lo que le dio la oportunidad a Jurado de desviar con la pierna izquierda y mandarla arriba de la portería. Frenesí en la tribuna, pues cuando menos se pudo festejar algo. Los minutos restantes, dos mas otros cinco agregados, fue cuando Bravos se acordó de atacar y buscar la anotación. Pero llegó el silbatazo y un nuevo y razonado abucheo de la gente se volvió a escuchar por segunda vez en la noche.
No se sabe hasta cuando la directiva le vaya aguantar todo a Diego Mejía. Tal vez todo el torneo, que no sería nada extraño. Lo que sí es que el pronóstico para el siguiente partido, en casa y ante el América, es absolutamente terrible, pues el campeón ahora sí alineará a sus figuras y no sacará su equipo B como ante el Tijuana. A la vista de todos, excepto la directiva, está la ineptitud de Mejía. Y si la tendencia es la misma, pues entonces será un largo muy largo torneo en el cuál la aspiración máxima será salir de la zona de multas, porque pensar en liguilla, ni en el más guajiro de los sueños. Y la afición, la noble afición, no se merece eso. Si se quiere forjar una identidad en el equipo, este es el camino equivocado