Pocas veces un empate termina con sabor a triunfo, pocas veces es un resultado tan favorable cuando todo está en contra: el tiempo, el rival, el cuerpo arbitral y los que ven repeticiones en un camioncito para mal ayudar al arbitro. Un arbitro joven, inexperto, de nombre Brian, de ahí ya empezamos mal, con pésima óptica, cuyas decisiones incidieron directamente en el resultado. Parecía (piensa mal y acertarás) que traía la encomienda de darle un levantón al Cruz Azul, en pos de la ya venidera liguilla, de echarle una manita porque moralmente sigue muy golpeado, sobre todo también en la diferencia de goleo. Del futuro de este jovencito arbitro, mejor ni hablamos. Brian Omar González, eres verdaderamente infame.
Pero si hay algo de lo que los aficionados pueden estar tranquilos, es que el Bravos de la noche del viernes, contra todo y contra todos, dio una catedra de pundonor, de brutal esfuerzo, de casi morir en la cancha para rescatar un resultado que de lejos se veía perdido. En esta ocasión, los aficionados celebraron un empate de gran manera, cuando en otras circunstancias eran abucheos. Hoy la gente que fue al estadio, que le va a Bravos, salieron felices, sobre todo de ver a un equipo que jamás se rindió, y que si hubieran sido otros 3 minutos de partido, en una de esas, le dan la vuelta al marcador. Así de bien estuvo el FC Juárez durante todo el partido. Cruz Azul, pues simplemente aprovechó las que tuvo, incluyendo el regalito que el chamaquito Brian les otorgó en ese penalty que no era y que los del camioncito estuvieron de acuerdo con su error. De verdad que mal equipo es el Cruz Azul, por dignidad no debería estar en repechaje.
Bravos se quedó sin uno desde el minuto 4, cuando Salas de manera accidental semi pisotea al siempre delicado Erick Lira, lo dramatiza brutalmente, el chamaquín Brayancín, se traga todo el drama y le da la roja directa a Salas. Y los del VAR, tragando alitas en el camioncito, nunca lo llamaron. Extremadamente rigorista y más cuando a Maxi Olivera lo planchan en el tobillo un defensa de los celestes al minuto 70, mucho más agresivo que lo que Salas le hizo al delicado Lira de la máquina y que ni siquiera el inexperto Brayancín se dio cuenta.
A partir de ahí el plan de juego cambia para Bravos, pero no las ganas de proponer. Eso seguiría intacto. De ahí en más, Brayancín quería ser protagonista sí o sí, y si era en el marcador mejor, pues se come por completo una mano dentro del área del uruguayo Carneiro, en un claro penal a favor de los fronterizos. Y no, no marcó nada. Pero minutos más tarde, Brayancín vuelve a hacer de las suyas y le otorga otro rigorista penalty al Cruz Azul, sobre Estrada que también dramatiza y él mismo se encarga de anotar y en donde Tala estuvo a nada de atajar.
Luego vino el gol de Carneiro en una contra donde agarraron mal parados a la defensa de Bravos. Termina el primer tiempo y todo parece perdido. Y no, no estaba perdido. Si América fue capaz de zarandear y humillar a este rival, porque no intentar lo mismo por parte de los fronterizos?.
Cruz Azul se echó a atrás en todo el segundo tiempo y con contragolpes trató de culminar su obra, hasta entonces, inconclusa. Bravos supo, con un hombre menos, como echar para atrás todo el tiempo al rival. Entran los ausentes, en cuanto a futbol, los extranjeros que la debían todas para la afición en este torneo. Machís y Lezcano entran de la banca para convertirse en un problema para un Cruz Azul, que parecía estar más que conforme con el marcador. Y sin más ni más, entraron para definir. Lainez entró también y ahora sí marcó diferencia, y en un centro excelso y una pésima salida de Corona al minuto 86, Lezcano se le adelanta al veterano arquero para mandarla al fondo. Ya necesitaba ese gol el paraguayo. Y vaya en que momento. Para ese entonces, Darwin Machís ya era un dolor de cabeza para la endeble defensa celeste. En otra jugada, otro soberbio centro de Lainez, el Titán Salcedo estuvo a pulgadas de anotar en un brutal cabezazo que Corona con las uñas salvó en la línea de gol.
Faltaba lo mejor. A un minuto del final del tiempo agregado en un pelotazo elevado rumbo al área, Lezcano se eleva en busca del balón y justo en su caída aparece el pie del cruzazulino Jiménez, pateándole la cadera para un claro penal que Brayancín, si no lo marca, se lo traga el estadio. No tuvo más remedio. Pita la falta. Estalla el Olímpico. Darwin Machís se encarga de cobrar de manera excelsa para su primer gol en la Liga MX. Estalla Cristante, estalla el público. Dicen que los partidos no se ganan con merecimientos, se ganan con goles. Y la noche del viernes, solo hubo un equipo que tuvo merecimientos y los goles más testiculares de su historia: Los Bravos del FC Juárez