Contrario a su actual postura, López Obrador prometía “regresar el Ejército a sus cuarteles” como parte de sus promesas de campaña cuando era candidato a la presidencia de México
Recientemente, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha declarado que emitirá una propuesta de reforma para que la Guardia Nacional “dependa completamente” de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y, ha adelantado, que en caso de que sea rechazada en el Legislativo, la medida sería implementada mediante un acuerdo presidencial.
Lo anterior quiere decir que el Ejecutivo Federal, buscará que el organismo tenga un mando militar en lugar de uno civil, idea contraria a la que se tenía en origen y que se aprecia en el decreto oficial de su creación: ”Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional”.
Todo esto ha causado controversia en la sociedad civil, académicos expertos en seguridad y organizaciones defensoras de Derechos Humanos (DD.HH), ya que, en años pasados, cuando el actual mandatario era candidato a la presidencia, promulgaba en su discurso de campaña una propuesta distinta respecto a la militarización del país.
“Regresar al Ejército a sus cuarteles”: la antigua postura del presidente
Antiguamente, cuando era candidato a la presidencia de la República Mexicana, López Obrador mantenía una postura crítica ante la militarización del país, militarización que en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), había convertido al país en un “cementerio” por medio de una “guerra absurda contra el narcotráfico”, la cual había dejado 210 mil asesinatos y más de 1 millón de víctimas de la violencia.
En aquel entonces presumía que su estrategia era diferente y que, de ganar la elección federal del 1 de julio de 2012, él no seguiría exponiendo al Ejército, ni socavándolo. El ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, insistía en que el Ejército era “una institución que debemos cuidar todos” y puntualizaba que su misión era “defender la soberanía nacional”.
Fue por ello que se comprometió, incluso, a regresar a sus cuarteles a los militares en 6 meses, mientras una “nueva policía federal” se hacía cargo de la seguridad nacional.
Los argumentos del presidente
Uno de los principales argumentos a los que ha recurrido López Obrador para justificar su propuesta, es a que lo ocurrido durante el sexenio de Felipe Calderón dejó expuesta a la Policía Federal y sucedió lo relacionado con Genáro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública (2006-2012) quién hoy se encuentra preso y en espera de un juicio en los Estados Unidos por corrupción y crimen organizado.
Someter la Guardia Nacional a la SEDENA, en sus palabras, impediría que casos de corrupción como estos prevalecieran en el organismo.
“Que la Guardia Nacional sea parte de la SEDENA para que pueda mantenerse en el tiempo sin echarse a perder. Para que no vuelva a pasar lo que pasó con la Policía Federal Preventiva, que la dejaron suelta dependiendo de políticos y se echó a perder, se corrompió. Queremos que la Guardia Nacional quede inscrita a la Defensa como las Fuerzas Áreas y otras ramas que tienen que ver con la defensa”, ha dicho el funcionario.
El presidente ha resuelto así, que “si no dejamos a la Guardia Nacional bien sembrada en una institución como la SEDEN, va a aguantar un sexenio y se va a volver a lo mismo: que hay que cuidarse de la policía y no sólo de la delincuencia”.
Los peligros de poner a la GN en manos de la SEDENA
Varios expertos en seguridad como el analista Alejandro Hope y el abogado y politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Martín Reyes, han criticado las medidas planteadas por el mandatario, en tanto las consideran un intento de violación al dictamen constitucional que las determina de carácter civil.
En suma, se ha denunciado que, el que la Guardia Nacional pase a formar parte de la SEDENA permitiría mantener a las fuerzas armadas en las calles y perpetuar lo que organizaciones civiles y especialistas llaman “la militarización de la seguridad pública”.
Organizaciones defensoras de DD.HH, han advertido que la justificación para que las Fuerzas Armadas desempeñen tareas de seguridad pública se encuentra sustentada en la idea de que es indispensable contar con el Ejército y Armada de México (Marina) para hacerle frente a las actividades del narcotráfico y desarticular al crimen organizado porque estas corporaciones tienen la capacidad de enfrentarlas.
No obstante, señalan, la participación de las Fuerzas Armadas durante los últimos 20 años, no se ha traducido en una mejor situación de seguridad para el país. Sino que, por el contrario, su despliegue ha ocasionado numerosos casos de violaciones a derechos humanos, en parte, vinculados al uso de la fuerza letal.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Alerta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), se han recibido 2,169 quejas que involucran a la GN durante tres años de gobierno de López Obrador. Entre dichas quejas se mencionan supuestas torturas, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, así como tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Las recomendaciones de organizaciones defensoras de DD.HH.
Tanto el Sistema Universal como el Sistema Interamericano de Derechos Humanos han recalcado los riesgos para los DD.HH, y en general, para la vida en democracia, que conlleva el involucrar a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad.
Por ello, han recomendado a México en diversas ocasiones que las tareas de seguridad pública sean exclusivas de las policías (las cuales “deben estar fortalecidas, reguladas de manera adecuada y contar con mecanismos de control y transparencia, entre otras”) y no de las Fuerzas Armadas, que únicamente podrán intervenir de manera excepcional y bajo ciertos principios, resultando esencial el retiro paulatino de éstas de las tareas de seguridad que actualmente realizan.
A las recomendaciones históricas realizadas en este sentido, se suma la preocupación ante las acciones y medidas llevadas a cabo por el Estado mexicano, que lejos de atender dichas recomendaciones, han profundizado un modelo de seguridad militarizado.