Deportistas que se desploman en el terreno de juego y mueren, lactantes que fallecen de forma sorpresiva… Todo el mundo conoce algún caso sobrecogedor de este tipo en el que no se ha podido hacer nada por salvar la vida a la persona en cuestión: es la muerte súbita, un proceso inesperado que culmina en menos de una hora, precisa la Organización Mundial de la Salud, en personas que estaban sanas.
«La muerte súbita es un fenómeno global, y en España se producen 30.000 al año», explica a Infosalus el responsable del proyecto de Reanimación Cardiopulmonar de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el doctor Ignacio Fernández Lozano, que puntualiza que no solo mueren por esta causa deportistas y lactantes, aunque sí sean los que normalmente copan los titulares de la prensa cuando se produce este tipo de evento.
De hecho, «todos estamos en riesgo. Ocurre en gente de cualquier edad que estaba perfectamente bien», zanja el experto de la SEC. Además, «es más frecuente a mayor edad en valores relativos», pero «afecta a todo el mundo», insiste el doctor Fernández.
La mayoría de las muertes súbitas se producen por razones cardíacas, un porcentaje que se sitúa en el 90 por ciento, según el experto. «Dentro de ellas las más frecuentes son las arritmias ventriculares malignas», matiza el doctor Fernández, pero «hay causas más infrecuentes, como la hemorragia subaracnoidea o un neumotórax a tensión».
No hay que confundir la muerte súbita con un infarto. «El infarto comporta la obstrucción de una arteria coronaria que hace que una zona del corazón deje de tener riego», puntualiza el experto de la SEC. «Es frecuente que entre los primeros minutos y horas del infarto una persona muera de muerte súbita, y hasta un 30 por ciento de los infartos pueden ser la causa de una muerte súbita, pero no hay muchas otras muertes súbitas que no son por infarto», distingue el doctor Fernández.
Otras veces, las muertes súbitas sobrevienen a la persona «por una arritmia ventricular maligna», según el experto, pero esta causa se da en los que sufren de cardiopatía isquémica, que es lo que produce el infarto. «Otras cardiopatías, como la hipertrófica o la dilatada pueden producir muerte súbita», agrega el doctor Fernández. Pero «la mayoría de las personas que tienen una muerte súbita no tienen nada», incide el doctor Fernández.
Es esta circunstancia la que hace imposible predecir a quién le ocurrirá. «Hay personas que tienen un 40 por ciento de riesgo de sufrir una muerte súbita, los sobrevivientes de un infarto de miocardio que tienen función ventricular y han tenido una arritmia ventricular, pero estos, del conjunto de 30.000 son muy poquitos», manifiesta el doctor. «Es nuestra desgracia con la muerte súbita», lamenta el experto.
Aún así, los cardiólogos pueden identificar pacientes con riesgo de muerte súbita, como los que tienen una cardiopatía hipertrófica. Se les coloca, entonces, un desfibrilador implantable. «En España ponemos 5.000 desfibriladores implantables, de los cuales la mitad no van a funcionar nunca. Efectivos ponemos 2.500 y se mueren 30.000 personas», muestra el doctor Fernández. Es porque, de nuevo, «la gran mayoría de la gente de muerte súbita estaba bien, no estaba diagnosticada de una cardiopatía hipertrófica ni habría sufrido un infarto», según el miembro de la SEC.
El estilo de vida tampoco puede prevenir una muerte súbita. «Influye muy poquito», confirma el doctor. No obstante, como es más frecuente en personas con patologías cardíacas, «los factores de riesgo clásicos, como la hipertensión, el tabaco, la diabetes, la hipercolesterolemia y la historia familiar hacen más frecuente una muerte súbita, como un fumador severo o un hipertenso no tratado», informa el doctor Fernández.
MUCHAS VECES NO HAY SÍNTOMAS
Además, los síntomas de una muerte súbita «son muy breves y a veces no hay ninguno», apunta el doctor Fernández. Por ejemplo, «la mayoría de las veces una arritmia ventricular maligna te mata en minutos: se produce un síncope y la muerte», según el experto. De hecho, el síntoma es el síncope, una pérdida transitoria del conocimiento, «que no se recupera», agrega el experto.
En este contexto, la única manera de detener la muerte súbita son maniobras de Reanimación Cardiopulmonar. «Cada minuto que pasa, las posibilidades de sobrevivir bajan un 10 por ciento, y lo que hay que hacer son maniobras de reanimación, o sea, masaje cardíaco y buscar un desfibrilador», según el doctor Fernández, que concluye que si la causa de la muerte súbita es una arritmia ventricular maligna «va a ser muy efectivo».