Los universitarios soportaron los ataques de Cruz Azul en las semifinales de vuelta en el estadio Azteca, después de jugar más de media hora con un hombre menos.
Pumas será el representante de México en la final de la Liga de Campeones de la Concacaf 2022, en la que su rival será un equipo de Estados Unidos (Seattle Sounders lleva ventaja de 3-1 contra New York City FC en las semifinales de ida). Los universitarios volvieron a mostrar su etiqueta de garra y coraje para salir adelante y soportaron un empate a cero contra Cruz Azul en el estadio Azteca en la vuelta de las semifinales, a pesar de jugar más de media hora con un hombre menos. Gracias a esto, el global quedó 2-1 en su favor.
La escuadra dirigida por Andrés Lillini encaró la vuelta contra Cruz Azul con total vocación ofensiva. Contrario a algunas estimaciones que señalaban que saldrían con un planteamiento defensivo a defender el 2-1 obtenido el martes pasado en CU, su narrativa fue insistir hacia la portería de La Máquina desde el primer minuto, con el tridente ofensivo formado por Diogo de Oliveira, Washington Corozo y el goleador, Juan Dinenno, que marcó el doblete ganador en el partido de ida.
Pero el poderío de los Pumas no solo se notó en su incesante ofensiva dentro del campo, sino también en las tribunas, ya que sus tradicionales cánticos del “¿Cómo no te voy a querer” y “¡Goya!” acapararon el sonido del estadio Azteca durante la gran mayoría del partido, minimizando las porras en favor del equipo local, Cruz Azul.
En Concacaf no existe la regla que impide la presencia de aficionados visitantes en los estadios, como sí ocurre en la Liga MX a raíz de los incidentes violentos presentados en La Corregidora de Querétaro el 5 de marzo. Es por ello que miles de camisetas en azul y oro se hicieron presentes en el coloso de Santa Úrsula, a pesar de ser un juego de martes a las 21:00 horas.
La expectativa de una alta afluencia se cumplió. En total, el duelo entre Cruz Azul y Pumas recibió a 56,094 personas, la asistencia más alta en el estadio Azteca en lo que va de la pandemia. En comparación, la final del Guardianes 2021 entre La Máquina y Santos Laguna recibió a 21,016, mientras que la final del Apertura 2021 en el estadio Jalisco entre Atlas y León recibió a 54,089.
Ante un aforo del 69%, la semifinal de vuelta entre cementeros y universitarios fue una fiesta de júbilo total. Cánticos, luces de celular y apoyo parejo, ya que la percepción era de un 50-50 entre aficionados de cada equipo. La única mancha fue un grito discriminatorio lanzado por los fanáticos celestes en contra del guardameta rival, Alfredo Talavera, al minuto 54, pero que no se volvió a repetir y, por lo tanto, no fue necesario que el árbitro guatemalteco, Mario Escobar, aplicara el protocolo de Concacaf para detener el partido.
Aunque el partido terminó cero a cero, fue una batalla de ida y vuelta que generó 29 tiros en total (13 para Cruz Azul y 16 para Pumas). Desde el primer tiempo, la figura de Sebastián Jurado sirvió para salvaguardar la meta azul, mientras que Talavera apagó con su experiencia y sobriedad cualquier ataque de sus rivales. Aún así, Alan Mozo salvó a Pumas de irse abajo en el marcador al minuto 42 al sacar un tiro sobre la línea.
Sin embargo, las jugadas más claras fueron para los universitarios: un gol anulado a Fabio Álvarez en el primer tiempo por fuera de lugar y un disparo de Rogerio De Oliveira que dio en el poste al minuto 97 fueron las que más clamor provocaron en el público, además de que en el minuto 76 el árbitro les había señalado un penal a favor, pero después fue llamado por el VAR y se retractó.
La ambición de Pumas no fue derrotada ni siquiera al tener que jugar más de media hora con un hombre menos, ya que al minuto 62 sufrió la expulsión de su defensa central, Arturo ‘Palermo’ Ortiz, lo que obligó al entrenador, Andrés Lillini, a reajustar de inmediato con otro defensa (Ricardo Galindo), pero sacrificando la creatividad de su mediocampista Leonel López.
Pese a esa desventaja, Cruz Azul no fue certero en sus ataques y no pudo causar mayor peligro al arco de Alfredo Talavera, salvo un par de tiros desviados. Con la eliminación, La Máquina hilvanó tres ediciones consecutivas de la Concachampions sin poder avanzar a la final: cuartos de final en 2020 y semifinales tanto en 2021 como 2022.
Del otro lado, Pumas jugará su quinta final de la zona y la primera desde 2005, cuando perdió el título ante el Saprissa de Costa Rica. Aunque el equipo universitario posee tres estrellas de Concacaf, siendo el quinto equipo mexicano más ganador del torneo, su último campeonato fue hace 33 años, cuando derrotaron al modesto Pinar del Río FC de la liga cubana en la temporada 1989.
El grupo encabezado por el entrenador argentino Andrés Lillini, en el que destacan elementos como Alfredo Talavera, Alan Mozo y Juan Dinenno, jugará su segunda final en los últimos dos años, tras haber perdido la del Guardianes 2020 de la Liga MX contra León. Para aspirar a su cuarta estrella de Concacaf, Pumas deberá derrotar o a Seattle Sounders o a New York City, también buscando mantener la racha de equipos mexicanos campeones en la región, pues van 17 temporadas consecutivas con ese mérito y el pase directo al Mundial de Clubes.
Para llegar a la final de 2022, Pumas dejó en el camino al Saprissa de Costa Rica en octavos de final, al New England Revolution de la MLS en cuartos (reponiéndose de un 3-0 en contra en el partido de ida en territorio estadounidense) y como último escalón a Cruz Azul por global de 2-1.