Raquel Ramírez Jordán y Santa Berenice Lara Ortega son dos mujeres que forman parte del Departamento de Bomberos de Ciudad Juárez, convarios años de servicio; enfrentan los riesgos de su profesión y persiguen su vocación de servir a la comunidad.
A los 16 años de edad, Raquel ya era voluntaria en la Cruz Roja, sin embargo, en el año 2002 tuvo la inquietud de entrar al Departamento de Bomberos, ya que era común coincidir con ellos en los diferentes eventos que le tocó atender y le atraía también la labor que efectuaban.
Originaria de esta frontera, con sus dos hijos aún pequeños, Raquel cuenta que afrontó el reto y a pesar de que en ese tiempo no existían tantos espacios para las mujeres, logró entrar a la academia y conseguir un puesto y a lo largo de los años se ha ganado el respeto de sus compañeros.
Comenta que ha vivido todo tipo de experiencias, pero la más dura de afrontar fue la muerte de su compañero Juan Antonio Muñoz Rosas, cuando acudieron a atender un incendio en la zona Centro.
“Llegamos tres compañeros a atender el reporte de incendio en un negocio abandonado que se ubicaba entre las calles María Martínez y Otumba, revisamos el lugar y subimos a un balcón para observar donde estaban las llamas, yo regrese a la unidad por herramienta, pero de repente escuche un sonido muy fuerte, mi compañero había caído al interior cuando el techo colapsó”, narra Raquel con la voz entrecortada.
Relató que a pesar de que otras unidades llegaron pronto al lugar, no se pudo hacer nada.
“El trabajo, los riesgos y los horarios son complicados, además de luchar con el estigma de que las mujeres no pueden manejar maquinaria pesada, pero nada se compara con la satisfacción del deber cumplido, cuando la ciudadanía te agradece y valora tu esfuerzo”, expresa.
Raquel Ramírez Jordán tiene 19 años sirviendo a la comunidad dentro del Departamento de Bomberos, es madre de dos hijos y menciona que ama su trabajo.
Por su parte, Santa Berenice Lara Ortega, quien actualmente es asistente del comandante del Departamento de Bomberos, es madre de cuatro hijos, y llegó a desempeñar esta profesión debido a una tragedia familiar.
“En el año 2013 mi esposo es asesinado, él era agente municipal y yo buscaba arreglar la pensión para mis hijos, pero fueron tantas las dificultades para lograrlo, que opté por pedirles trabajo para sacar adelante a mis hijos”, explicó Lara Ortega.
“El camino no ha sido fácil”, comenta, “piensan que por ser mujer no aguantamos, pero sí podemos, siempre he buscado no ser una carga para mis compañeros, sino que me vean como un elemento más cumpliendo con un deber”.
Asimismo, dice que ser bombero tiene sus momentos difíciles, “pues te enfrentas a accidentes, incendios, explosiones, pero cuando tienes la vocación de servir, solo piensas en dar lo mejor de ti por la comunidad”.
“Lo más duro que me ha tocado fue entrar a una vivienda después de apagar un incendio y encontrar un cuerpo calcinado, el impacto es fuerte y se te queda grabado por mucho tiempo”, señaló Berenice.
Explicó que ella nunca había trabajado, fue la necesidad la que le hizo salir en busca de un empleo, lo consiguió en el Departamento de Bomberos, que le ha dado muchas cosas, pero la más importante fue conocer a su actual esposo.