6 maneras de orientar a tu hijo para que adopte hábitos positivos durante toda su vida
Joaquín, de 2 años, ayuda a su madre, Rosina, a recoger manzanas en la huerta de la familia en su casa, en una zona rural del departamento de San José, Uruguay.
Una buena nutrición es esencial para la salud de los niños y niñas, y tiene beneficios a largo plazo. Inculcarles la importancia de una alimentación saludable desde una edad temprana les ayudará a establecer una relación positiva con la comida cuando sean adultos. Y aunque parezca increíble, enseñar a tu hijo buenos hábitos no solo es divertido, sino que también es saludable para toda la familia. Aquí te ofrecemos seis consejos para empezar.
1. Fomentar los buenos hábitos
Los niños pequeños observan todos tus movimientos, incluso a la hora de comer. Así que le puedes dar un buen ejemplo favoreciendo alimentos, bebidas y aperitivos saludables, y practicando una actividad física divertida. Sirve alimentos saludables e integrales para que tu hijo se acostumbre a comerlos.
Intenta llevar a tu hijo de compras y pídele que te ayude a preparar las comidas. Disfrutará cocinando contigo comidas sanas y sabrosas para toda la familia.
Además, aprovecha la hora de la comida para enseñar a tu hijo los diferentes grupos de alimentos y los nutrientes y vitaminas que necesita nuestro cuerpo.
2. Mantener una relación sana con la comida
Tener una visión sana de la alimentación es esencial para gozar de buena salud durante toda la vida y para evitar enfermedades como las cardiopatías, el cáncer y la diabetes. Aquí tienes algunos consejos para orientar a tu hijo desde una edad temprana:
Ayúdale a detectar cuándo tiene hambre para que pueda estar atento a las indicaciones de su cuerpo y conocer sus necesidades.
Evita utilizar la comida como premio o castigo, ya que esto puede hacer que los niños desarrollen una relación poco sana con la comida.
No prohíbas ciertos alimentos, como los dulces, ya que esto puede tener el efecto contrario al deseado: puede llevar a que tu hijo tenga más ganas de comerlos.
En lugar de rechazar cualquier alimento o bebida poco saludable, limita el tamaño de las porciones y acostúmbrale a la idea de que debe consumirlos con poca frecuencia (es decir, no todos los días). Enseña a tu hijo que algunos alimentos son mejores que otros para su salud. Si quiere comer algo dulce, por ejemplo, explícale por qué es mejor elegir un alimento integral con un contenido natural de azúcar, como la fruta, en lugar de un alimento procesado como los cereales con azúcares añadidos. Intenta premiar el buen comportamiento.
Trata de recompensar el buen comportamiento sin usar la comida: en lugar de ello, organiza una actividad familiar divertida, por ejemplo.
¿Lo sabías? Cuantos más alimentos diferentes pruebe tu hijo, más probable será que mantenga una alimentación variada que abarque los cinco grupos de alimentos.
3. Olvídate de la orden: “¡Termina tu plato!”
Aunque quieras garantizar que tu hijo reciba todos los nutrientes que necesita, este tipo de frases pueden provocar una aversión a ciertos alimentos e influir en la visión que tienen de las comidas. Si tu hijo se niega a comer sus verduras, intenta comerlas en su presencia y demuéstrale que te gustan. Tu hijo aprende de los adultos a elegir los alimentos, por lo que es importante que te asegures de que te imiten en la medida de lo posible. También puedes ofrecerle pequeños pedazos de fruta o verdura con otro alimento saludable que le guste o pedirle que elija un nuevo alimento para probarlo juntos. Intenta presentar la fruta y la verdura de forma atractiva, utilizando colores para que el plato parezca apetecible. Por último, recuerda que puede llevarte varios intentos conseguir que a los niños les guste un nuevo alimento, así que sigue insistiendo.
4. Dar prioridad al tamaño de las porciones
Comer en exceso puede provocar un aumento de peso. Por lo tanto, es importante enseñar a tu hijo el tamaño correcto de las porciones para su edad. La forma más fácil de hacerlo es utilizar señales visuales. Por ejemplo, un puño cerrado es el tamaño de la ración recomendada de pasta, arroz o cereales, mientras que el tamaño de la ración de carne es el de la palma de la mano. La cantidad de grasa, como la mantequilla, no debe superar el tamaño de la punta del pulgar.
¿Lo sabías? Los niños tienen una capacidad innata para adaptar su alimentación a sus necesidades energéticas.
5. Comienza el día con un desayuno saludable
Muchas familias tienen prisa por la mañana, pero es importante empezar el día con una comida equilibrada que proporcione a tu hijo los nutrientes esenciales para su crecimiento y desarrollo, como el calcio y la fibra. Procura que el desayuno sea lo más nutritivo posible, poniendo en la mesa yogur natural y fruta fresca en lugar de una taza de cereales azucarados o productos de repostría que tienen muchas calorías y pocos nutrientes. También descubrirás que tu hijo se mantendrá saciado durante más tiempo.
6. Diviértete haciendo ejercicio
Los niños deben realizar al menos 60 minutos de actividad física al día. ¿Por qué no aprovecharlo para pasar un buen rato con la familia, saliendo a pasear después de cenar o yendo a la piscina? La espontaneidad es la clave: cualquier oportunidad de mantenerse activo es buena. Por ejemplo, pónganse a bailar todos juntos su canción favorita cuando suena en la radio. También es importante animar a tu hijo a limitar el tiempo de inactividad frente a una pantalla (la OMS recomienda un máximo de una hora al día para los niños de 2 a 4 años) y favorecer los juegos que les obliguen a moverse.
Asegúrate de que los alimentos saludables y las actividades lúdicas, que favorecen el desarrollo y la salud de tu hijo, formen parte de su rutina diaria: esto permitirá a tu hijo tomar decisiones saludables y positivas a lo largo de su vida.