El testigo protegido de la Fiscalía General de la República conocido como Juan, que ha aportado elementos al gobierno federal para desacreditar la llamada «verdad histórica» de lo ocurrido con los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa entre el 26 y 27 de septiembre de 2014, aseguró en su último testimonio que no fue testigo presencial de los hechos y que lo que ha descrito se lo contaron en tres encuentros con personas que presuntamente tuvieron participación en el ataque, captura y desaparición de los jóvenes.
«En la declaración yo manifesté que los hechos que estoy narrando son hechos que a mí me contaron de la reunión que hubo entre varios miembros del grupo (…) Yo le estoy diciendo lo que ahí se habló y se habló en términos generales no puedo precisar algo de lo que yo no fui testigo presencial», dijo Juan durante el interrogatorio de la audiencia del 20 de mayo pasado, en la que presentó su última declaración judicial.
Según este relato, los encuentros en los que le dieron detalles de lo ocurrido fueron tres: una reunión con integrantes de Guerreros Unidos, una plática con el capitán José Martínez Crespo del Ejército y otra con Miguel Ángel Landa El Duva, uno de los primeros señalados de la desaparición de los jóvenes.
De acuerdo con su testimonio, Juan perteneció a Guerreros Unidos desde 2013, pero el 26 de septiembre no tuvo ninguna intervención en lo ocurrido en Iguala, pues señala haber estado todo el día, de las 8:00 a las 22:00 horas, en casa de sus hermanas donde su papá tenía un taller de orfebrería, en el que dice que se quedó trabajando ayudándole. Al salir del taller, dice que fue a comprar cena para su esposa e hijos, que se escuchaban algunas detonaciones a lo lejos, en el centro de Iguala, y sólo pudo apreciar a toda la gente corriendo, «no vi nada más».
De lo que se fue enterando en tiempo real eran sólo mensajes de avisos a través de radios portátiles o textos de Blackberry. «Sólo sabía lo que les estaban reportando los halcones y la persona que se encargaba de recabar la información para el grupo criminal», explicó en la audiencia judicial .
Los detalles que ahora narra de lo ocurrido los supo por los encuentros posteriores a los hechos que dice haber tenido con quienes sí participaron.
La reunión con integrantes del grupo criminal habría ocurrido el 30 de septiembre de 2014 en un salón de fiestas de Iguala «a la entrada de un restaurante de mariscos que se llamaba La Jaiba».
Detalla que ahí participaron: Juan Salgado Guzmán, Jesús Pérez Lagunas El Güero Mugres, los hermanos Benítez Palacios (Víctor Hugo, Oziel, Chava, Orvelín, Mateo), así como El Pelón llamado Gabriel, jefe de plaza de Cuetzala; la persona que le decían El Nueve y su hermano Ismael El Payo. Ahí, Juan dice que se enteró que «habían hecho agua a los estudiantes mediante el uso de ácido y químicos y que algunos otros fueron llevados a algunos crematorios».
Señala que hablaron de los posibles puntos aledaños a Iguala donde fueron a esparcir algunos de los restos, como un poblado que se llama Coacoyula y una mina abandonada en Taxco. Según el testigo, en la reunión «solo se habló de personas muertas».
El segundo encuentro en el que obtuvo más detalles ocurrió en los primeros días de octubre, cuando tuvo una plática con el capitán José Martínez Crespo del Ejército, «en una pozolería que se llama Cazadores en la calle de Juárez, en Iguala». Ahí, supuestamente el militar le confirmó la participación del Ejército en los hechos.
«En días posteriores yo tuve la oportunidad de platicar personalmente con el capitán José Martínez Crespo y él me refirió que había colaborado a la detención y a entregar a algunos muchachos(…) Lo único que me dijo fue que había apoyado a detener algunas personas que venían en los autobuses y que los habían llevado al interior del 27 Batallón para interrogarlos, que posteriormente él se los había entregado a Nicolás Nájera Salgado y a los hermanos Benítez Palacios, no me dio más detalles y no se los pedí», dijo.
El último encuentro que el testigo Juan tuvo con quienes presuntamente participaron en los hechos fue con Miguel Ángel Landa, El Duva, quien estuvo detenido acusado de participar en la desaparición de los estudiantes normalistas, pero finalmente lo liberaron en 2018 por fallas al debido proceso, y le habría confirmado que los restos de los jóvenes fueron llevados a esparcir «por el rumbo de Cocula», es decir, que no los asesinaron en el basurero como apuntaba la llamada verdad histórica.
«Hasta después de que él obtuvo su libertad hace año y medio o dos años que lo volví a ver por aquí en la cuidad donde radico y hablando más extensamente me manifestó de algunos puntos más precisos de la posible ubicación de los restos», dijo el testigo Juan durante el interrogatorio de la audiencia del 20 de mayo de 2021 en la que presentó su última declaración. Según el testigo protegido, El Duva estuvo dando seguridad a la Policía Ministerial que se encargó de sacar los restos de los fallecidos de Iguala cuando ya habían filtros de seguridad de corporaciones ajenas a esa ciudad.