La diabetes es una de las tres principales enfermedades que en caso de contagio aumentan la letalidad del coronavirus, y tan amplia es su expansión en Chihuahua que se han diagnosticado este año 7 mil 691 personas con la afección, que ocurre si el nivel de azúcar en la sangre es muy elevado.
Alonso Ríos, presidente del Colegio Médico, así como otros profesionales entrevistados, aseguraron que regularmente la patología se acompaña de la hipertensión, con 12 mil 339 casos en 2021, y de la obesidad, con 10 mil 603, de acuerdo con indicadores oficiales de la Secretaría de Salud.
El Observatorio Mexicano de Enfermedades no Transmisibles mostró que el Sistema Nominal de Información en Crónicas (SIC) registró que de dichas cantidades a nivel estatal, a Juárez le corresponden 4 mil 573 diabéticos, 6 mil 677 hipertensos y 3 mil 305 obesos en estos siete meses cursados.
Lo anterior mientras el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDre) ha detectado nuevas variantes de SARS-CoV-2: mexicana B.1.1.519, británica B.1.1.7, californiana B.1429 y brasileña P.1, que son más contagiosas; eso sin mencionar que en breve se prevé se formalice la B.1.617, india.
Esas cepas, en especial la última (conocida como Delta), que se presume también llegó sin detectarse, resultan agresivas y de peligrosidad en una comunidad que no regula sus comorbilidades, puesto que de bajarse la guardia, aún vacunados, existe el riesgo de presentar complicaciones.
“Son factores que agravan la enfermedad, en este caso Covid-19. Parece que la obesidad juega un papel determinante, más importante que la diabetes y la hipertensión. Tiene mayor riesgo de morir una personas con sobrepeso, que ya empezó a desaturar, en relación de tres a uno, que alguien sin obesidad”, dijo el médico.
Con eso estuvo de acuerdo el también profesional Lorenzo Soberanes Maya, secretario del gremio. Sentenció que el escenario que atraviesa no sólo la localidad o el estado, sino el país, es poco alentador, ya que existen factores –como los señalados– que representan mayores consecuencias.
“Es un panorama no muy alentador, porque Juárez es una de las ciudades del país que más comorbilidades presenta. Esta es la otra parte, pues ocho de cada 10 tienen sobrepeso u obesidad; también tenemos cifras muy altas de hipertensión y diabetes, y harán que aumente la vulnerabilidad”, indicó.
Afirmó que tales factores añadidos a la movilidad derivada de la temporada vacacional son alicientes para que la sociedad se mentalice de un impacto que puede ser mayor que el vivido a finales del pasado 2020, cuando se tuvo una álgida ocupación hospitalaria, que en los últimos días ha ido en aumento.
“Lamentablemente no estamos preparados para hacer frente a eso, la única alternativa que tenemos es recomendarle a las personas que se vacunen. El problema es que tenemos un porcentaje muy fuerte de gente que no se quiso vacunar, lo que no ayuda a generar la inmunidad de rebaño”, puntualizó.
Al unísono, Leticia Chavarría, miembro del Comité Médico Ciudadano, destacó que tales padecimientos dañan principalmente al sistema nervioso, haciendo que este comience a fallar, produciendo síntomas, todos muy malos, sentenció. Visión borrosa, fatiga, llagas y entumecimiento son de los más leves.
Los graves, dijo, van desde ceguera, amputaciones y la muerte, con o sin infección del agente pandémico, detalló. Enfatizó que la sociedad debe velar por mejorar sus hábitos alimenticios, acompañándolos de ejercicio, al menos media hora de forma diaria, para fortalecer el organismo.
“La diabetes tipo II se relaciona mucho con la obesidad y también con características hereditarias, pero lo que más influye es el medio ambiente, es decir, los hábitos de las personas. Hay que comer lo más natural, no consumir alimentos procesados, ahorita todo tiene aditivos, lo tenemos que evitar”, afirmó.
Coincidió en ello el también clínico Arturo Trejo. Dijo que existen hechos que inciden adicionalmente, tales como el estrés y la falta de sueño, pues –aseguró– las personas duermen poco y mal por el contexto que se vive en la urbe fronteriza. Señaló que las enfermedades son un daño colateral de estresores.
Destacó que esta otra pandemia silenciosa (de dolencias crónicas) es un problema que se arrastra desde los años ochenta cuando se creía que “un niño obeso es un niño sano”, pensamiento que ha ido propagándose por generaciones y ahora es complicado de desprender del inconsciente generalizado.
“Eso (la errónea convicción) fue muy difícil, ha sido muy difícil quitarla. La obesidad genera arterosclerosis, presión alta y resistencia a la insulina, que genera la diabetes”, comentó. Agregó que otros hechos, como la publicidad engañosa, acrecientan el daño.
Manifestó que se trata de malestares que, aunque predisponen, no predestinan. En ello asintió el especialista Gerardo Hernández, que destacó que el escenario ya está quebrando al sistema económico, lo que se ve reflejado en inversiones desproporcionales con el crecimiento de enfermedades.
“A cualquier país lo mata económicamente. La diabetes (obesidad e hipertensión) se ha vuelto un problema socioeconómico sanitario que si no se atiende como debe de ser, a tiempo, tronará hasta los países más ricos”, declaró. Apeló a invertir en campañas preventivas sociales y gubernamentales.
Con ello se evitará que más personas compartan lo vivido por ciudadanos como Jesús Cisneros, de 59, otro afectado por la diabetes tras no seguir consejos. Para generar conciencia compartió su testimonio, pues la enfermedad, igual que en Jorge, derivó en que le cercenaran una de sus piernas.
“La amanecía tomando (alcohol). Era bastante, por eso sufrí la amputación, porque no me cuidaba”, narró el hombre víctima de una contingencia silente de comorbilidades, mismas que fueron capaces de darle un giro de 180 grados a su vida diaria, que apenas han estado recuperando.
El ortopedista Gustavo Moye, del Hospital General y coordinador del programa Pasos Firmes, dice que la diabetes es la principal causa de amputaciones. Como miembro del Club Rotario Juárez Oriente, que impulsa tal iniciativa de apoyo a los juarenses que menos tienen, destacó que esto es muy serio.
“El 54% de las personas que hemos podido apoyar son por amputaciones por diabetes. El otro 34% por problemas traumáticos (accidentes) y de éstos 25% son atropellamientos por el tren”, detalló quien tiene casi de 30 décadas de experiencia en el tratamiento de individuos en tales condiciones.
Explicó que, tras la amputación, aquellos como Jorge y Jesús, llegaron a quedarse sin una vida social en todos sus ámbitos: familiar, económico, educativo…, por lo que es mejor prevenir a tiempo, dijo. De tal modo, será posible que menos habitantes atraviesen experiencias tan difíciles y además costosas.
La diabetes se genera, contó Moye, luego de que el páncreas –fundamental en la digestión– deja de funcionar y produce menos insulina, que se encarga de regular la glucosa en sangre para dar energía al cuerpo, lo que finalmente causa que existan fallas especialmente en las extremidades inferiores.
Detalló que quienes desarrollan la patología tienen menos capacidad regenerativa, misma que se complica con la pérdida de sensibilidad. Es decir, si se lastiman en ocasiones no lo pueden percibir hasta que es demasiado tarde y la herida, que en principio fue mínima, se gangrena y necrosa.
“Esto nos va a llevar a que, si una persona tiene una lesión en el pie, no se dé cuenta. Al no enterarse, esa lesión va creciendo y puede infectarse, lo que puede llevar luego a la amputación”, manifestó. Respecto a tal realidad, ambos juarenses dieron fe de que no se dieron cuenta de sus laceraciones.
“Es muy triste, además da estreñimiento, dolor de cabeza, insomnio, calambres, ceguera y en caso de una cortadita en los pies no siente uno, y pues es lo que pasa”, indicó Jorge. Al unísono, Jesús detalló que él trabajaba en el anfiteatro de una universidad, donde le cayó un líquido en su pie.
“Estaba agujerada la bota de seguridad, me llegó a la planta del pie. Después empecé con comezón y como tomaba mucho (más la diabetes), por eso me amputaron el pie izquierdo”, comentó. Lo constató Alfredo Fierro, estudiante de Ingeniería Biomédica y dueño de un negocio ortopédico.
En su desesperación, dio a conocer, la población que se ve en una situación símil y no tiene recursos, llega a crear con los materiales que tiene a la mano implantes improvisados que resultan detrimentales, pues afectan los muñones, dejándolos más lastimados, y no garantizan un manejo adecuado.
“Tenemos incluso una colección”, recordó mientras sostuvo entre sus manos un tajo de madera en forma de pie, hecho por uno de sus pacientes. Otras personas, en extremos, las hacen de tubo PBC, puesto que una prótesis de buena calidad puede rondar hasta los 80 mil pesos, que no pueden costear.
“Los materiales que utilizamos nosotros varían, usamos resina, fibra de carbono, polipropileno, termoplástico e incluso hay combinaciones. Aquí las trabajamos, incluso las personalizamos”, dijo. Igual que su padre, quien ya falleció, desde su actividad profesional y altruista ha podido auxiliar a los fronterizos.
Con sus prótesis obsequiadas, hoy Barraza y Cisneros –como otros 147 juarenses, desde 2014– piden a la comunidad que no tome a la ligera las patologías tan mortales, que se camuflan entre los excesos y que agravan en gran medida la posibilidad de muerte por coronavirus, en plena dispersión epidémica.
Desde marzo del pasado año que comenzaron los primeros contagios de forma local, oficialmente 33 mil 320 juarenses han resultado positivos; de éstos, 3 mil 793 han perdido la vida, por lo que se pretende evitar apelándose a la conciencia social que tal cifra no vaya en aumento.
Así se garantizará, en los que enfermen, un desfogue correcto en la atención, con más calidad. El escenario derivado de la diabetes, obesidad e hipertensión ha puesto en jaque a las unidades de Medicina Familiar (UMF) del Seguro Social, que aunque se abastecen, oscilaron un 80% de su abasto.
Con base en la solicitud 0064101153921 realizada al IMSS a través de transparencia, pudo constatarse que las UMF se surten por orden de reposición a nivel central o solicitan autorización de compra delegacional, o bien emergente, para sortear avalanchas de personas diariamente.
Se facilitó la información de la región Juárez, comprendiendo ésta la UMF 10, con 83.6% de abasto; la 63, con 88.25%; la 43, 87.5%; la 65, con 86.22%; la 56, con 84.24%; la 67, con 83.72; la 45, con 84.95; la 62, con 83.66%; la 47, con 79.79%; la 64, con 79.66; la 50, con 76.91%; la 46, con 77.72%, y la 48, 75%.
Entre los fármacos que más llegan a escasear está la Metformina, que se emplea para tratar la diabetes, además de la Atorvastatina, para prevenir infartos. Otro es el Losartán, para mejorar la circulación sanguínea, e igualmente el Amlodipino, para regular la hipertensión. Lo mismo ocurre en los sanatorios.
De forma reciente, al menos a la recepción de dicha requisición, presentaban, a excepción del 66 que estaba al 97%, un surtimiento alrededor del 80%, en el caso del 35, y de 88% en el 6, según se dio a conocer, a consecuencia de la demanda de internados con requerimiento de atención de segundo nivel.
Hechos similares ocurren en los centros de salud del estado, así como en sus sanatorios, que están adeudados de forma millonaria con múltiples proveedores de servicios, puesto que las atenciones no cesan, pero –concordaron los interpelados– pueden mitigarse modificando los malos hábitos.
Ante la pandemia, en la entidad continúa el semáforo epidemiológico amarillo, riesgo medio. Chihuahua ya alcanzó los 72 mil 154 dolientes por el patógeno viral, de los cuales 7 mil 670 son víctimas mortales, es decir, el 10%, lo que implica que ha muerto uno de cada 10 infectados. Por ello, pidieron precaución.