Las horas de mayor circulación del tráfico han regresado, los bares del Centro de la ciudad son ruidosos y están nuevamente abarrotados. Sin embargo, al disminuir la pandemia de Covid-19 significa que los programas de ayuda económica también están desapareciendo: los texanos están teniendo problemas para lograr sobrevivir con sus ingresos y pronto podrían caer más profundamente en el hoyo financiero en este verano.
Los beneficios federales para el desempleo terminaron este sábado para los texanos. Les podrían cortar el servicio eléctrico a partir de este martes si no lo pagan. Para los arrendatarios, los desalojos empezarán a llevarse a cabo de manera normal nuevamente a finales de julio.
“Vamos a ver una disparidad en los próximos meses, debido a que los programas de seguridad social están empezando a concluir y la gente tiene que encontrar la solución para todas esas cosas por su cuenta”, comentó Pia Orrenius, economista de alto rango del Banco de la Reserva Federal de Dallas.
Los indicadores económicos muestran que aunque las rentas permanecieron relativamente sin cambio en el 2020, los dueños de los inmuebles están incrementándola nuevamente. La inflación está aumentando y se espera que siga al alza. Las empresas de tarjetas de crédito que ofrecieron tener paciencia o recibir pagos menores están dando por terminados esos acuerdos.
“Esta es una importante transición a la nueva normalidad y algunas familias van a tener más problemas económicos que otras”, comentó Orrenius. “Todo va a ocurrir al mismo tiempo”.
La orden que giraron los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades detuvo los desalojos de los arrendatarios que reunían cierto criterio, pero todo va a expirar a finales de julio después de otorgar una extensión de un mes, en esta semana. La agencia dijo que sería la última.
Una moratoria sobre la desconexión del servicio eléctrico fue emitida por reguladores estatales en el mes de febrero debido a la tormenta invernal que dejó sin electricidad a millones de texanos durante días, aunque recientemente fue levantada por la Comisión de Servicios Públicos; ahora, las empresas tienen que enviarles una notificación con 10 días de anticipación a los clientes que no pagan antes de cortarles el servicio de energía.
El programa federal de beneficios para el desempleo que proporcionó ayuda a los trabajadores formales e informales de la economía, así como también un pago extra de 300 dólares a la semana a las personas que reciben beneficios estatales contra el desempleo, terminó ayer sábado.
El gobernador Greg Abbott optó por dejar fuera a Texas de la ayuda federal, aun cuando esa asistencia podría ampliarse hasta septiembre. Cientos de miles de texanos están recibiendo actualmente los beneficios.
Nakita Saddler, quien tiene 35 años, es una de millones de personas que perdieron su empleo el año pasado. Anteriormente se desempeñaba como mesera en un restaurante en Odessa, y no ha podido encontrar un trabajo de tiempo completo. Y como una madre que tiene que mantener a tres de sus cuatro hijos, los pagos de desempleo que recibe dos veces al mes de aproximadamente 900 dólares han sido usualmente suficientes para pagar la renta, pero casi es lo único que puede hacer. Ella está atrasada en el pago de las facturas de servicios por un monto de 3 mil 500 dólares.
“Estoy preocupada acerca de la desconexión porque he ido pagando poco a poco, pero los intereses y los gastos de la casa… es difícil”, dijo. Aunque agregó que “en algunas ocasiones Dios me ayuda”.
El final de la pandemia será desigual.
Casi el 40 por ciento de los texanos están completamente vacunados y los negocios están reabriendo o volviendo a ofrecer servicios de manera presencial, las circunstancias económicas para muchos han mejorado: el índice de desempleo en Texas era del 6.5 por ciento en mayo, mucho más bajo que el 11.6 por ciento que había el pasado mes de mayo, cuando algunos negocios empezaron a reabrir después de un cierre de un mes para frenar la propagación del Covid-19.
El equivalente de casi tres años de empleos creados en Texas han sido destruidos durante la recesión, la economía del estado tiene unos 400 mil empleos menos que antes de la pandemia, de acuerdo a información estatal que fue ajustada estacionalmente. El problema no está distribuido de manera equitativa.
Los empleados administrativos pudieron trabajar desde casa y mayormente evitaron los despidos, aunque los trabajadores de restaurantes, bares, hoteles y negocios vinculados a la recreación, transporte y atención personal vieron cómo se evaporaron sus empleos –muchos siguen con problemas económicos o están desempleados.
Por ejemplo, la industria de alojamiento y alimentos en Texas, que incluye el staff de los hoteles y restaurantes, emplearon aproximadamente a 1.1 millones de personas en mayo. Antes de la pandemia, la última vez que el empleo en ese sector fue tan bajo fue en marzo del 2016.
Y aun cuando los negocios de alojamiento y alimentos han agregado 362 mil empleos desde mayo del 2020, la industria sigue abajo por 118 mil empleos desde el inicio del cierre de negocios relacionado con la pandemia, de acuerdo a información de empleo estatal.
Mientras tanto, la industria financiera de Texas empleó a 825 mil 800 personas en mayo –7 mil 600 más que en febrero del 2020, justo antes de que empezaran los cierres debido a la pandemia, la cual fue una cifra alta para ese sector.
La creciente disparidad entre los empleados y desempleados a medida que disminuye la pandemia ha agravado las desigualdades que había desde hace tiempo entre los grupos raciales.
Las personas de color está desproporcionadamente desempleadas en las industrias de servicios que fueron las más afectadas por la pandemia, de acuerdo a un análisis de información sobre empleo del Banco de la Reserva de Dallas, un índice de desempleo que refleja que en febrero, el 12.3 por ciento de los trabajadores afroamericanos en Texas estaban desempleados, comparado con el 9.3 por ciento de trabajadores hispanos y sólo el 5.1 por ciento de los anglosajones.
En febrero del 2020, el índice de desempleo para cada grupo fue del 4.7, 4.7 y 2.5 por ciento, respectivamente.
El perder el beneficio extra de 300 dólares es probable que cambie los hábitos de la gente, comentó Orrenius, economista de la Reserva Federal de Dallas. Entre más altos son los beneficios de desempleo es probable que impida un descenso más considerable en el gasto de los consumidores al proporcionarle efectivo a las familias que lo necesitaban cuando los empleos estaban escasos. Actualmente, el gasto de los consumidores en los hogares de bajos ingresos podría desaparecer junto con el dinero extra.
También señaló que muchas mujeres –especialmente las de minoría– fueron forzadas a dejar su trabajo durante la pandemia para cuidar a sus hijos, ahora tendrán que encontrar quién cuide a sus hijos para poder conseguir trabajo.
Las comunidades de inmigrantes también resultaron muy afectadas por el Covid-19, además de que no tienen seguro médico en porcentajes más altos, esas familias están teniendo problemas con los adeudos médicos –muchas no calificaron anteriormente para recibir los cheques de estímulo y beneficios federales de desempleo si vivían en una familia de estatus mixto.
Las personas que no están vacunadas están en riesgo de sufrir nuevas y variantes más infecciosas del Covid-19 que se están propagando.
“Existe un robusto mercado laboral para la gente, pero existen otras complicaciones que no han desaparecido por completo”, comentó Orrenius. “Si uno piensa que estamos viendo disparidades en este momento, vamos a ver más”.
Cierta ayuda aún sigue disponible
Existen algunos programas vigentes que los texanos que tienen problemas para pagar sus facturas de servicios pueden solicitar. El Fondo de Alivio para las Rentas en Texas que fue instituido en febrero, ha proporcionado asistencia para el pago de la renta y servicios públicos a más de 61 mil hogares. Aproximadamente 14.8 millones de dólares han sido dispersados tan sólo para el pago de servicios, de acuerdo a la información proporcionada por el Departamento de Vivienda y Asuntos Comunitarios de Texas.
Si usted recibe una notificación de desconexión de servicios, la Comisión de Servicios Públicos le recomienda esto:
Solicite un plan de pago diferido a la empresa de servicios. Las reglas de Texas requieren que los planes de pago diferidos estén disponibles y duren por lo menos cinco ciclos de facturación. Regístrese para obtener asistencia financiera del Departamento de Vivienda y Asuntos de la Comunidad. Los arrendatarios pueden hacer su solicitud en el sitio TexasRentRelief.com.
Los dueños de viviendas pueden solicitar la ayuda a través del Programa de Asistencia Integral de Energía. Para solicitar ayuda del Fondo de Ayuda para la Renta, el hogar debe tener un ingreso que sea un 80 por ciento o menos del ingreso medio del área y tener una renta mensual que esté por debajo del límite de ese programa que es de 4 mil 600 dólares. Por ejemplo, una familia de cuatro integrantes en el Condado Harris califica si su hogar gana 63 mil 350 dólares o menos y paga menos de 4 mil 600 de renta mensual.
Sin embargo, ese programa que cuenta con 1 billón de dólares ha estado plagado de problemas, según reportó KERA, y la dispersión de la ayuda podría ser lenta. Un portavoz del Departamento de Vivienda y Asuntos de la Comunidad de Texas le comentó al Tribune que el proceso ha mejorado desde su lanzamiento, pero toma tiempo procesar las solicitudes que usualmente están incompletas.
La lentitud en el fondo significa que personas como Saddler, una madre de Odessa, asumen que la ayuda será muy poca o se recibirá muy tarde. Ella dijo que la empresa de electricidad le comentó que solicitara ayuda en el fondo, que hizo el 31 de mayo. Casi un mes después, aún no ha tenido noticias.
Al mismo tiempo, está a punto de ver que el pago de su beneficio por desempleo va a disminuir en un 30 por ciento la próxima semana.
“Allí es cuando vamos a empezar a ver la realidad. Ya es algo real, pero va a ser más difícil”, dijo Saddler.