Hace 110 años este lugar fue el Palacio del Gobierno provisional de Francisco I. Madero, antes de la Toma de Ciudad Juárez a manos de los revolucionarios, y aunque la construcción de ahora no es la misma que la de 1911, por su importancia en la historia nacional fue erigida de nuevo y se le conserva actualmente como el Museo Casa de Adobe.
A más de un siglo de distancia, una de las imágenes más famosas de esta construcción, llamada por la prensa de la época revolucionaria “la casa gris”, es la fotografía tomada el 30 de abril de 1911, en la que aparecen Francisco I. Madero, Abraham González, Pascual Orozco, Francisco Villa, Giuseppe Garibaldi, José María Pino Suárez y José de la Luz Blanco, entre otros miembros de la junta revolucionaria.
Décadas después el inmueble original desapareció. Hay distintas versiones sobre lo que sucedió con ella después de la Revolución: una de ellas afirma que fue destruida por una crecida del río Bravo, pero también hay quien dice que por el descuido, abandono y saqueo, la construcción se fue deteriorando, comenta sobre ello el historiador Daniel Leonardo García Salinas.
El 8 de mayo de 2011, para celebrar el centésimo aniversario de la Toma de Ciudad Juárez, se reconstruyó y se inauguró como Museo Casa de Adobe, con la exhibición de enseres antiguos y algunas fotografías del campamento maderista y de la batalla que aquí tuvo lugar.
En el 2019, con la coordinación de Miguel Ángel Mendoza, director del Instituto para la Cultura del Municipio de Juárez, y Daniel García, el encargado del museo, se llevó a cabo un trabajo de mejora museográfica, con la selección y reimpresión de nuevo material fotográfico, enriquecido con los trabajos historiográficos de Miguel Ángel Berumen y Pedro Siller.
Esa tarea se efectuó con el propósito de brindar a la ciudadanía un panorama general del valor histórico del inmueble y crear un sentido de identidad en la población local.
Este museo, dice García, permite transportarse en el tiempo y ver cómo se desarrolló la Revolución Mexicana en Ciudad Juárez; evoca la lucha armada y la tradición cultural de la región.
“Al establecerse Francisco I. Madero en este inmueble en mayo de 1911, destaca la importancia estratégica del lugar, ya que por la cercanía con El Paso, Texas los federales no lo iban a atacar para no herir a alguien del lado estadounidense y provocar con ello un conflicto internacional”, comenta el encargado del museo.
“Es importante entender lo mediático de la situación; en ese tiempo había mucha gente que se daba cita en la casa de adobe, es una mezcla de gente de todas las clases sociales, incluso de El Paso, Texas, que venían a conocer a los revolucionarios”, abunda.
Madero aprovechó para atender a la población, a la prensa, turistas y personas que se acercaban a mostrar su apoyo a su movimiento. En lo que fue el palacio provisional del Gobierno revolucionario se dieron incluso visitas de funcionarios porfiristas con la finalidad de establecer negociaciones de paz, entre ellos Toribio Esquivel y Óscar Braniff.
El campamento maderista era un sitio de esparcimiento para las familias americanas de El Paso, al grado de parecer, más que un campo de operaciones militares, una romería de algún santo milagroso, se indica en las narraciones sobre la época.
Durante esas visitas se tomaron fotografías de diferentes grupos revolucionarios y sus líderes, lo que constituyó un negocio para el mercantilismo de algunos estadounidenses, gracias a lo cual se han podido reconstruir algunos pasajes de esos momentos históricos.
La casa de adobe, explica García Salinas, es una construcción de 86 metros de superficie que se encuentra situada en la calle Canutillo 2603, de la colonia Ladrillera, justo enfrente de las trece compuertas del río Bravo y al borde de la línea divisoria entre México y Estados Unidos, demarcada con el monumento número 1 o mojonera, como se le conoce, de los 258 que existen para marcar la división fronteriza establecida en los Tratados de 1848, 1853 y 1882.
Este inmueble está en lo que se llamó rancho Flores, ubicado a seis kilómetros del Centro de la ciudad; en la zona fronteriza con Estados Unidos había este tipo de viviendas construidas con adobe porque a principios del siglo XX era el material predominante en la construcción, por lo térmico del mismo, pues estaba fresco en el verano y daba más calor en el invierno.
Para conmemorar que ahí estuvieron los revolucionarios hace 110 años y que hace una década fue reconstruida, la Casa de Adobe será el escenario este domingo de bailables por el Ballet Folklórico de Ciudad Juárez y la compañía teatral del Centro Municipal de las Artes, que serán grabados y transmitidos a través de las redes sociales.