El canciller de Austria, Sebastian Kurz, dijo hoy que está abierto a que la vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus o las desarrolladas en China sean fabricadas en su país, aunque precisó que eso debe depender de si estos fármaco obtienen la autorización de la Unión Europea (UE) para su uso.
La posibilidad de Austria surge justo cuando el país tiene más de 423 mil personas contagiadas y reporta 7 mil 994 personas fallecidas por covid-19, lo que ha motivado al país a generar una serie de restricciones para frenar la propagación de la pandemia.
«Si los fabricantes de las vacunas rusa o china obtienen la luz verde y son producidas en Europa, Austria intentaría por supuesto poner a disposición las capacidades de producción en las empresas nacionales apropiadas» para estos fármacos, declaró el dirigente conservador en una entrevista en el periódico dominical alemán Welt am Sonntag.
«Se trata de obtener una vacuna segura lo más rápido posible, poco importa quién la fabrica», insistió. Kurz también comentó que él mismo podría hacerse inyectar la vacuna rusa, si las autoridades sanitarias europeas la aprueban. «Lo único que importa en su eficacia, su seguridad y su rápida disponibilidad, no las luchas geopolíticas», prosiguió.
Las relaciones entre la UE y Rusia están muy deterioradas, especialmente tras la encarcelación de Alexéi Navalni, el principal opositor al gobierno de Vladimir Putin y quien fue asistido en Alemania tras reportarse un envenenamiento con Novichock, sustancia altamente nociva usada en tiempos de la Unión Soviética.
La canciller alemana, Angela Merkel, también se dijo dispuesta al uso de Sputnik V en la UE, tras la publicación de resultados científicos positivos sobre su eficacia en una prestigiosa revista médica. Merkel también dejó a entrever la posibilidad al fármaco de Pekín, recordando que un país como «Serbia vacuna más rápido» que el resto de Europa «con la vacuna china».
Hasta ahora, la UE ha autorizado tres vacunas contra el covid-19, las cuales son la desarrollada por Pfizer y BioNTech, así como la de Moderna y la generada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford.