Luego de varios días de protestas e intentos de negociación, los abogados consiguieron que Rosa, una mujer peruana de 33 años que era empleada doméstica en una casa y que luego de que la dueña murió se apropió del predio, aceptara desocupar el lugar.
Los hechos se remontan a marzo de este año. El día 30, la señora Pilar murió en su casa a los 75 años por posible Covid. En ese momento, su hija Rosana, quien vive en otra casa, también se contagió y pasó 40 días en el hospital y dos meses en rehabilitación.
Luego de ese tiempo, Rosana se enteró que Rosa Abigail, la empleada doméstica, ordenó la incineración de su madre, asegurando que no tenía hijos y además cambió el testamento y seguro de la mujer y se puso como “beneficiaria única”.
Luego de la muerte de su patrona, la mujer incluso rentó tres habitaciones del lugar. Rosana presentó una denuncia en contra de Rosa por suplantación de identidad y otra en contra de la empresa funeraria por cremación sin consentimiento familiar y por profanación de cadáver.
Puso a su nombre hasta los recibos
Mientras tanto, Rosa puso a su nombre los recibos de luz y agua, diez días antes del fallecimiento de Pilar.
Un posible homicidio
A los vecinos, la situación no les cuadra, pues aseguran que vieron a la mujer un día antes de su muerte caminar por la calle en buen estado de salud.
La familia contactó a un especialista para recabar pruebas y testimonios para acusar a Rosa Abigaíl de un posible delito de homicidio.
Logran hacer que desaloje
Este viernes, Rosa abandonó la casa luego de las presiones. También se marcharon el resto de los inquilinos.
La usurpadora firmó un escrito asesorada por su abogado en el que indica que abandonaba la vivienda y que no faltaba ninguna de las pertenencias que había en la casa. En el documento también renunció a la posesión del piso. El caso sigue en investigación.