México suma 36.327 fallecidos por COVID-19 desde que comenzó la pandemia a finales de febrero, una cifra que supera a los 35.620 asesinados el pasado año y refleja la magnitud de la pandemia en el país.
«Ahora en México es mayor la probabilidad de morir de COVID-19 que por crímenes u otra enfermedad», dijo el maestro en Salud Pública y doctorado en Epidemiología por la Universidad Johns Hopkins Carlos Santos Burgoa, en una conferencia de la Escuela de Salud Pública de México.
El país cerró 2019 con 34.608 homicidios dolosos y 1.012 feminicidios, sumando un total de 35.620 víctimas de la violencia, la cifra más alta desde que se iniciaron los registros en 1997.
En los últimos meses, pese a la pandemia de coronavirus y a las medidas de distanciamiento social, los asesinatos tampoco han amainado.
E incluso marzo -a fines de ese mes se paralizaron las actividades no esenciales- fue con más de 3.000 muertos el más violento desde el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia en diciembre de 2018.
Según Burgoa, la mortalidad por COVID-19 fue en junio un 24 % más alta que los fallecimientos por dolencias cardiovasculares, 4,9 más que en accidentes de tránsito y 5,5 veces más que los homicidios totales.
En junio, según cifras oficiales, hubo 2.913 homicidios dolosos y 69 feminicidios, sumando un total de 2.982 asesinatos.
Ese mismo mes, cuando comenzó una gradual y muy cauta reapertura económica, el número de fallecidos acumulados por COVID-19 pasó de 10.167 muertos el 1 de junio a 27.769 defunciones el día 30, un incremento sustancialmente mayor al número de asesinatos ese mes.
La comparación entre víctimas de la violencia y por la COVID-19 ha llevado a algunos expertos y medios de comunicación a hablar de una «doble pandemia» nacional.
No obstante, el Gobierno ha reiterado en varias ocasiones que la crisis sanitaria está controlada y que, pese a que la epidemia será larga, se ha logrado evitar el colapso hospitalario.
Actualmente, según datos de la Secretaría de Salud, la ocupación de camas generales es del 45 % y para enfermos críticos del 39 %, aunque hay muchas diferencias entre estados.
«Por supuesto que estamos viviendo otra epidemia (además de la de salud). La violencia es, claramente, una epidemia contagiosa», dijo a EFE Salomón Chertorivski, del Comité Asesor de Especialistas de la ONG Signos Vitales, creada para contrastar información de la pandemia, y miembro del opositor Movimiento Ciudadano.
Con información de EFE