El presidente Donald Trump anunció ayer que Estados Unidos está enviando buques de la Armada hacia Venezuela para reforzar sus operaciones antinarcóticos en el Caribe, luego de presentar cargos por narcotráfico contra el presidente Nicolás Maduro.
El mandatario hizo el anuncio al principio de la rueda de prensa diaria en la Casa Blanca sobre la pandemia del coronavirus, que ha obligado a la mayor parte del país a confinarse y que, advierte el gobierno, podría causar entre 100.000 y 240.000 decesos.
“El pueblo venezolano sigue sufriendo tremendamente debido a Maduro y su control criminal sobre el país, y los narcotraficantes están aprovechando esta anarquía”, dijo el secretario de Defensa Mark Esper tras el anuncio presidencial.
Se trata de una de las mayores acciones militares de Washington en la región desde la invasión de Panamá en 1989 para derrocar al general Manuel Antonio Noriega y llevarlo a Estados Unidos para que enfrentara cargos por drogas. En la misión participan buques de guerra de la Armada, aeronaves de vigilancia y equipos de fuerzas especiales rara vez vistos anteriormente en la zona.
El objetivo es el de casi duplicar la capacidad antinarcóticos de Estados Unidos en el hemisferio occidental, con fuerzas operando tanto en el Caribe como en el este del Pacífico. Esper indicó que 22 naciones aliadas respaldan la misión.
“Mientras los gobiernos y naciones se enfocan en el coronavirus, existe una creciente amenaza de que los cárteles, delincuentes, terroristas y otras organizaciones criminales intentarán aprovechar la situación para su beneficio”, comentó Trump. “No podemos dejar que suceda eso”.
La misión de reforzamiento se planeó durante varios meses, pero ha cobrado mayor urgencia tras la presentación de cargos la semana pasada contra Maduro, el asediado presidente socialista de Venezuela, sus allegados y miembros de las fuerzas armadas. Se les acusa de encabezar una conspiración narcoterrorista responsable del trasiego de 250 toneladas de cocaína al año a Estados Unidos, casi la mitad de esa cantidad por la vía marítima.
Declaración de Rubio
“Si Estados Unidos me acabara de acusar de narcotráfico, con una recompensa de 15 millones de dólares por mi captura, y la Armada estadounidense realizara operaciones antinarcóticos frente a mis costas, yo estaría preocupado”, dijo el senador republicano Marco Rubio, uno de los que han pedido medidas más estrictas contra Maduro.
El ministro de Comunicación del gobierno de Maduro, Jorge Rodríguez, indicó que el despliegue es “un intento desesperado por desviar la atención de la trágica crisis humanitaria que experimenta ese país” por el coronavirus.
En un ataque irónico, dijo que “por primera vez” en décadas Estados Unidos intenta resguardar sus fronteras del suministro de cocaína que, destacó, proviene en su mayoría de Colombia, un firme aliado del gobierno estadounidense.
Maduro ha fustigado la decisión del gobierno de Trump de ofrecer una recompensa de 15 millones de dólares por su arresto, diciendo que es obra de un “vaquero racista” que busca dar a Estados Unidos control de las vastas reservas petroleras de Venezuela, las más grandes del mundo.
Otros han criticado un plan de Washington, que el secretario de Estado Mike Pompeo presentó el martes, de crear un consejo de cinco miembros sin Maduro ni Guaidó para gobernar el país hasta que puedan realizarse elecciones dentro de un año. Aunque se trata del primer intento de la Casa Blanca en varios meses por buscar una solución negociada al estancamiento en Venezuela, muchos consideran que, al darse poco después del anuncio de cargos formales, tiene pocas probabilidades de éxito y posiblemente aleje aún más a Maduro de la mesa de negociaciones.
El gobierno de Trump ha insistido desde hace tiempo que todas las opciones para sacar a Maduro del poder están sobre la mesa, incluyendo las militares. Aun así, no hubo ni hay indicios de que se esté planeando una invasión.
En lugar de ello, el envío de buques coincide con una persistente exhortación del Comando Sur de las fuerzas armadas estadounidenses para que se asignen recursos adicionales al combate al tráfico de drogas y a otras amenazas a la seguridad en el hemisferio.
Podría ser también un intento por enviar un mensaje de protección al líder opositor de Maduro, Juan Guaidó, quien cuenta con el respaldo de Estados Unidos.
El principal fiscal de Maduro le ordenó a Guaidó que testifique el jueves, parte de la investigación sobre un presunto intento de golpe de Estado. Es poco probable que el legislador, al que casi 60 países consideran presidente de Venezuela, acuda, lo que ha creado preocupaciones en Estados Unidos de que sea arrestado. Washington ha insistido en que no tolerará ningún daño a Guaidó.
En enero, otro navío de la Armada, el USS Detroit, realizó una operación de libertad de navegación frente a las costas de Venezuela, en una muestra de presión contra Maduro.
“Dicha presencia representa un enorme mensaje sobre el compromiso de Estados Unidos, es un gran mensaje para reconfortar a nuestros amigos, y también es un mensaje a nuestros adversarios de que esos (navíos) cuentan con capacidad” para actuar, dijo el almirante Craig Faller, director del Comando Sur del ejército estadounidense, en un testimonio ante el Congreso el mes pasado.
El anuncio del despliegue se dio dos días después de que un buque guardacostas venezolano se hundió después de chocar con una embarcación turística de bandera portuguesa cerca de la isla La Tortuga. Maduro acusó al barco de actuar de forma agresiva y dijo que posiblemente transportaba “mercenarios” que buscan derrocarlo.
“Sería muy ingenuo ver esto como un accidente de carácter aislado”, afirmó el gobernante venezolano el martes en la televisión estatal.
Pero Columbia Cruise Services, operador de la embarcación, dijo que el buque guardacostas abrió fuego y embistió deliberadamente su barco. No había pasajeros a bordo y ninguno de los 32 tripulantes resultó herido, informó la compañía.