Los cinco aspirantes a la nominación demócrata para candidato presidencial batallaron este supermartes –cuando se celebra el mayor número de elecciones primarias en un solo día– de costa a costa, en lo que se ha convertido en una pugna abierta entre la cúpula del partido y el insurgente Bernie Sanders.
Durante las últimas 72 horas, los ahora ex precandidatos Amy Klobuchar, Pete Buttigieg y Beto O’Rourke, junto con una amplia gama de legisladores y figuras demócratas, incluidos ex funcionarios del gobierno de Barack Obama, alineados con la cúpula del partido, han respaldado la candidatura del ex vicepresidente Joe Biden, después de que su triunfo en Carolina del Sur el sábado resucitó su casi moribunda campaña, en un explícito e intenso esfuerzo por cerrar filas para frenar a Bernie.
La campaña de Sanders no estaba sorprendida. El precandidato comentó a periodistas el lunes que “esto no es un secreto…. el establishment político se está uniendo, y hará cualquier cosa; todos se están poniendo nerviosos de que la gente trabajadora se ha puesto de pie” con su campaña.
Catorce estados y un territorio realizaron elecciones primarias, con mil 357 delegados en juego (se requieren mil 991 para ganar la nominación en la convención nacional). Es un día que definirá el futuro inmediato del concurso entre los demócratas, y que a partir de ahora cambiará la narrativa política.
Los escenarios al inicio de esta jornada electoral eran: que Sanders acabara la noche con una ventaja en el número de delegados que ya nadie lo podría alcanzar antes de la convención; o que el aparato de la cúpula demócrata lograra frenar el ímpetu del socialista democrático y poner en duda su posición al frente de la competencia hasta ahora. Con las tendencias al cierre de esta edición, pareciera que sucedió lo segundo.
Poco a poco, las proyecciones sobre los triunfos empezaron a llegar a lo largo de la noche: Biden ganó en los estados sureños de Virginia, Carolina del Norte, Alabama y Tenesi (los últimos tres pierden importancia en una elección general, ya que son bastiones republicanos). A la vez, sorprendió a Sanders y a Elizabeth Warren al ganar Massachusetts, el estado de la candidata, quien parece quedará en tercer lugar, después de Sanders. También obtendrá la mayoría en Oklahoma y Minnesota (este último un golpe contra las expectativas de Sanders).
Pero Sanders ganó el premio mayor del día, California, donde 415 delegados están en juego (30 por ciento del total del supermartes), según proyecciones, aunque no se sabrá por días por cuál margen, de lo que depende el número de delegados obtenidos. También prevaleció en Colorado, Utah y su propio estado de Vermont, al cual representa como senador federal.
Al cierre de esta edición, toda la atención estaba en Texas –el segundo premio más grande de la noche con 228 delegados en juego–, donde el margen entre Sanders y Biden era muy cerrado como para ofrecer una proyección.
El multimillonario Michael Bloomberg estaba observando si su inversión de casi 500 millones de dólares hasta la fecha en la elección compró lo que deseaba. Hasta el cierre, sólo ganó el territorio de Samoa Americana, y casi en todos los demás no consiguió superar un tercer lugar.
La otra precandidata progresista, Warren, estaba esperando ver si los resultados serían suficientes para permanecer en esta contienda después de esta noche, en la que no logró ganar su propio estado de Massachusetts. La quinta candidata, Tulsi Gabbard, permanece en el juego pero sin ningún efecto.
Los factores que determinarán los resultados finales de esta elección estado por estado, que concluye hasta junio, son la participación de diversas bases y sectores del Partido Demócrata. Los triunfos de Biden en varias entidades anoche y el sábado pasado dependían de la lealtad de bases afroestadunidenses y de votantes de mayor edad.
Sanders depende y apuesta a movilizar sectores que no suelen participar en grandes cantidades, pero que son parte de la columna vertebral de su movimiento: los jóvenes y los latinos. Su ventaja en las encuestas y proyecciones en estados como California y Texas reflejan eso (por ejemplo, un abrumador 84 por ciento de latinos jóvenes votaron por él en California, según encuestas de salida de casilla).
Vale subrayar que estas contiendas son para acumular delegados, y no sólo para ganar la mayoría del voto popular en un estado. Los delegados son distribuidos en proporción al voto obtenido (un candidato tiene que superar 15 por ciento del voto para empezar a obtener delegados). Por lo tanto, aunque se anuncie el ganador de cada estado, eso no implica que obtenga todos los delegados en juego en ese estado, sino el mayor número de ellos, y lo que a veces es más importante es el margen de esos triunfos.
Por ello, aunque algunos estados reportarán resultados rápidamente, y en otros los medios harán proyecciones con base en el voto parcial y encuestas a boca de urnas, la distribución total no se sabrá hasta tener el conteo completo. En algunos casos, como California, es posible que no se sepa el resultado final por días o más tiempo, y ese el premio mayor, con 415 delegados en juego.
Fuente : Agencias/La Jornada