Las llamas de una pira en la orilla guatemalteca del río Suchiate antes de que despuntara el sol el lunes fue la señal. Una hora después, más de tres mil migrantes, se dirigieron al puente fronterizo tras entonar una oración, el himno nacional y varias consignas. El objetivo: que les abrieran las puertas de México.
El grupo, que se autodenominó ‘Caravana de la esperanza, Dios es amor’ avanzaba organizado: primero hombres, luego mujeres y niños, más hombres, todos tomados de los brazos para formar una cadena humana. Una avanzadilla llegó hasta la verja de hierro que pone “Bienvenidos a México” y que se mantenía cerrada, para entregar un documento. “Señor presidente, lo que queremos es trabajar”. También pedían libre tránsito por México.
“Somos gente honesta, trabajadora, y venimos de una forma pacífica a dialogar con el gobierno y llegar a un acuerdo donde todos los miembros de la caravana seamos beneficiados con el permiso de movilizarnos libremente por tierras mexicanas”, decía una carta que leyeron.
De fondo, sobre el puente sonaba la repetitiva grabación en bucle que les alertaba que “están ingresando de manera ilegal” a México y que no se dejaran engañar.
Del lado mexicano, un centenar de guardias nacionales equipados con equipo antimotines estaban en alerta sobre el puente que el sábado tuvo que cerrarse por un intento masivo de cruce que solo se saldó con empujones y algunos golpes, pero sin heridos. Las autoridades dejaron pasar ese día a grupos pequeños que querían solicitar asilo o empleo, pero la mayoría de las más de 600 personas que optaron por esto fueron deportadas, según el Instituto Nacional de Migración (INM), por no cumplir los requisitos.
Pero los migrantes no perdieron la esperanza y al amanecer del lunes parecían dispuestos a lanzarse por el río, que en esta temporada se puede cruzar caminando, si no podían hacerlo por el puente.
Al acercarse las caravanas migrantes más recientes, México envió soldados para patrullar su frontera sur y vigiló la zona con drones. En ocasiones, los migrantes viajan en caravana buscando más seguridad y, esperan, más posibilidades de éxito en su viaje a Estados Unidos.
Las caravanas anteriores persuadieron a las autoridades mexicanas para que les permitieran cruzar la frontera sur, ya fuera por motivos humanitarios o por pura fuerza bruta.
El gobierno mexicano declaró el fin de semana que sus medidas habían sido un éxito, indicando el domingo por la noche que los intentos en “modo desordenado” de los migrantes por cruzar la frontera habían sido “infructuosos”.
Maureen Meyer, directora para México y derechos de los migrantes en el Oficina de Washington sobre América Latina, describió la respuesta mexicana durante el fin de semana como un cambio respecto a la gestión de otras caravanas migrantes que habían llegado a sus puertas.
“El gobierno mexicano ha dejado claro que no ofrecerá ninguna visa que pueda utilizarse para viajar al norte, y que cualquiera que viaje sin documentación adecuada será detenido, enviando un firme mensaje al gobierno de Trump de que el gobierno mexicano está haciendo su parte para asegurarse de que los miembros de la caravana no llegan a la frontera estadounidense”, dijo Meyer.