El obispo auxiliar John Jenik negó las acusaciones cuando fue asignado a la arquidiócesis de Nueva York el año pasado. Aun así, dejó de ofrecer actividades públicas sacerdotales y se mudó de su parroquia en el Bronx.
El cardenal Timothy Dolan dijo que la junta de revisión laica de la arquidiócesis concluyó que la denuncia era “creíble y fundada” y turnó el caso a la Santa Sede para una investigación más exhaustiva, dado que solamente el papa puede decidir el destino de un obispo.
Jenik cumplió 75 años en marzo, la edad usual para que un obispo se retire. Ante ello, no queda claro si el Vaticano tomó alguna determinación respecto a la acusación de abuso sexual.
Durante décadas, el Vaticano cerró los ojos ante casos en que obispos o cardenales violaron o acosaron a menores y adultos, o incluso encubrió los delitos.
Fue la arquidiócesis de Dolan la que recibió las denuncias de conducta sexual inapropiada contra el excardenal Theodore McCarrick, casos que obligaron a la rendición de cuentas en la jerarquía eclesiástica estadounidense.