Estados Unidos reforzará su presencia militar en Oriente Próximo con “alrededor de 1.500 soldados” más en medio de la situación de alta tensión con Irán. El papel de las tropas será “mayormente de protección”, ha dicho este viernes el presidente Trump en los jardines de la Casa Blanca, antes de partir de viaje a Japón. El Congreso había sido informado esta misma mañana del refuerzo, que está previsto se lleve a cabo en las próximas semanas.
La misión, según informa Associated Press, consistirá básicamente en proteger a las tropas ya desplegadas en la región y asegurar la libertad de navegación. La decisión se tomó, según The Washington Post, durante una reunión del presidente con altos mandos del Pentágono en la Casa Blanca.
“Nuestro trabajo es la disuasión. Esto no tiene que ver con la guerra”, dijo el ministro de Defensa en funciones, Patrick Shanahan, antes de la reunión. “Tenemos una misión en Oriente Próximo: la libertad de navegación, el contraterrorismo en Siria e Irak, derrotar a Al Qaeda en Yemen y la seguridad de Israel y Jordania”.
El presidente, en sus declaraciones a la prensa antes de partir hacia Japón, ha dicho que no cree que sea necesario desplegar más tropas, aunque ha advertido de que se enviarán “tantas como se necesiten”. “No creo que Irán quiera pelear, y menos con nosotros”, ha añadido.
Estados Unidos comenzó a reforzar su presencia militar en el Golfo Pérsico a principios de este mes, enviando un portaaviones, bombarderos y baterías de misiles defensivos Patriot, en respuesta a una amenaza de Irán, sobre la que no se han ofrecido mayores detalles, que habrían detectado sus servicios de inteligencia. La presión sobre la República Islámica se ha intensificado desde que el año pasado Estados Unidos se saliera del acuerdo nuclear promovido por el presidente Barack Obama. En este tiempo, Washington ha endurecido sus sanciones y ha designado a la Guardia Revolucionaria iraní como organización terrorista.
La elevada tensión, y la sospecha de posibles ataques a intereses estadounidenses en la región, llevó al Departamento de Estado a ordenar la retirada del personal diplomático no esencial destinado en Irak. Aunque no se trata de un despliegue tan grande como el que se baraja para el caso de un conflicto armado, el envío de nuevas tropas a la región es un signo de que Washington no considera que la amenaza se haya atenuado. La decisión, según han declarado expertos en Defensa en la CNN, se ha producido de abajo arriba: obedecería a una petición de los mandos militares desplegados en el terreno, y no a una iniciativa de la Casa Blanca.
Fuente: El País