Lucero Guadalupe Sánchez López, conocida como la «Chapodiputada», confesó que pasó «terror» en su testimonio en el juicio contra Joaquín «El Chapo» Guzmán, y que está pasando «por un infierno», por lo que sus abogados solicitarán que se la deje en libertad bajo fianza hasta que se le dictamine una sentencia por el delito de narcotráfico del que se declaró culpable.
Sánchez López apareció en una corte de Washington con un traje de presa, el pelo lacio ladeado y su habitual tic en los ojos. No dijo nada: toda la explicación recayó en su abogada, Heather Shaner.
La abogada fue la encargada de explicar al juez Rudolph Contreras las «duras» condiciones en las que su defendida ha vivido en los últimos meses.
Detalló el calvario que la «Chapodiputada» pasó durante su declaración en la corte de Brooklyn donde se juzgó a «El Chapo»; no sólo el impacto emocional durante los dos días que duró su testimonio, sino todo el tiempo que estuvo en una cárcel de Nueva York.
Sánchez López fue una de las testigos del caso del capo del Cártel de Sinaloa que más impacto tuvo en el proceso, confesando la supuesta relación de amantes y socios con el narcotraficante.
Su declaración se vio marcada por el llanto que no pudo reprimir en uno de los momentos del juicio, y la aparición de Guzmán Loera y su actual esposa, Emma Coronel, vestidos de la misma forma (chaqueta de terciopelo color burdeos y camisa blanca) para mandar un mensaje directo a la «Chapodiputada», que se veía temblando y temerosa en el estrado.
Las penurias de Sánchez López en Nueva York no terminaron en el terreno emocional, según su abogada. El trato en la cárcel donde estuvo durante dos semanas, a ratos «en régimen de aislamiento sin ninguna explicación», coincidió con una falla eléctrica en el penal que se mantuvo durante su estancia allí.
Shaner, quien criticó que no se le permitiera visitar a su defendida las dos veces que fue a verla, aseguró que no le dieron comida caliente ni las medicinas que necesita para la ansiedad.