Tras la toma de la tribuna, en medio de exigencias, protestas, atropellos y renuncias al PRD, la Cámara de Diputados aprobó la noche del martes la reforma constitucional al artículo 19, que amplía a nueve delitos la prisión preventiva oficiosa.
El catálogo de ilícitos graves incluye: robo de combustible, la corrupción, uso electoral de programas sociales, el feminicidio, abuso sexual contra menores, uso de armas exclusivas del Ejército, robo a transporte, robo a casa habitación y desaparición forzada.
Al bloque de Morena-PT-PES-PVEM se sumaron los votos de ocho diputados del PRD, quienes esta mañana renunciaron a la fracción, con lo que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador alcanzó la mayoría calificada para modificar el artículo 19 de la Constitución.
Los votos para calificar como delito grave la corrupción, robo de hidrocarburos y delitos electorales, como lo pidió el presidente de la República sumaron 377, es decir, 43 más de los requeridos, lo que significa que legisladores de la oposición votaron a favor, entre ellos los priistas Benito Medina, Rubén Moreira, Martha Garay y Pablo Angulo; el panista Arturo Espadas, o el perredista Raymundo García.
Desde el arranque de la discusión, PRI, MC y PAN anunciaron que dejarían que sus legisladores votaran “en conciencia”, de ahí los 377 votos a favor. La mayoría de Acción Nacional votó en contra, igual que el PRI, y la reducida fracción del PRD (11 legisladores).
La discusión se prolongó y llegó a la toma de la tribuna, luego de que los panistas exigieron que se abriera el tablero para verificar una votación: la propuesta de modificación que presentó la morenista Lorena Villavicencio, quien pedía cambios para el delito de feminicidios, a lo que el PAN se sumó.
A la hora del conteo de votos, que deben ser a mano alzada, Acción Nacional exigió que se abriera el tablero, pero la presidenta de la Mesa Directiva en turno, Dolores Padierna, se negó a hacerlo bajo el argumento de que eso sólo es posible cuando hay “duda” sobre el resultado de la votación.
Los panistas enardecieron y tomaron la tribuna, haciendo a un lado, en forma intimidante y brusca, a la secretaria de la Mesa, la morenista Karla Yuritzi Almazán. Se sumaron los legisladores de Movimiento Ciudadano.
Aproximadamente 90 diputados de oposición tomaron la tribuna y también se apoderaron de los micrófonos. Se negaban a bajarse hasta que se abriera el tablero.
Desde el llamado “corral de la ignominia”, lugar donde se ubican los reporteros, se apreciaba el manoteo al aire y un constante señalamiento con el dedo del panista Éctor Jaime Ramírez Barba hacia la presidenta de la Mesa Directiva.
Los ánimos empezaron a caldearse. La priista Dulce María Sauri y el panista Marco Antonio Adame, ambos vicepresidentes de la Mesa Directiva, señalaban con la mano a priistas y emecistas para que desalojaran la tribuna, pero éstos se negaron.
Dolores Padierna llamaba al orden, exigía el desalojo de la tribuna y pedía al resto de la asamblea que tomara sus lugares. Era inútil. Ante ello, la presidenta en turno de la Mesa Directiva dio la palabra al siguiente orador, pese a que la tribuna y los micrófonos seguían siendo disputados por los legisladores panistas.
Correspondía el turno a Carlos Alberto Valenzuela González, del blanquiazul, a quien sus compañeras diputadas le ofrecieron un lugarcito en la tribuna para que pudiera utilizar el micrófono.
En lugar de presentar una propuesta de modificación, Valenzuela arengó contra todos los diputados, incluidos los de Morena, para hacer “una protesta silenciosa” desde la tribuna.
“Hay división en Morena. Vengan todos los que han sentido violentado su derecho a votar… esto es una democracia de papel… llamo a los cuatro partidos (PRI, PAN, PRD y MC) a que en estos tres minutos que me quedan, suban”. Y concluyó su arenga: “Cuéntanos bien, no somos uno…”.
Del otro extremo del pleno de San Lázaro podía observar que no había duda sobre la votación: perdieron los votos a favor de la propuesta de cambio que hizo la morenista Lorena Villavicencio y a la que se sumó el PAN. Eran minoría.
Los reclamos llegaron a los 39 minutos y poco a poco, después de evidenciarse que efectivamente no había necesidad de repetir la votación en el tablero, pues era claro que había perdido la oposición, la calma empezó a llegar. Uno a uno se retiraron de la tribuna los legisladores panistas, no sin antes evidenciar su temor ante la citada reforma al artículo 19 de la Constitución.
Xavier Azuara Zúñiga preguntó: “¿Quién puede asegurarnos que el aparato estatal no estará al servicio del presidente (de la República)? ¿A quién perseguirán por los delitos electorales?”.
Su intervención hizo sentir que la preocupación del PAN es que los delitos electorales se elevaran a grave y, por lo tanto, se aplicara la prisión preventiva oficiosa, es decir, sin derecho a fianza.
Y así como se apagó la protesta panista y quedó de manifiesto esa preocupación, entre otras, pues también alegaron que con las reformas se afectaba la máxima de que nadie es culpable hasta que se le demuestre lo contrario, se fue silenciando el salón del pleno. La reforma estaba aprobada… como lo pidió el presidente de la República.
Hasta ahora el artículo 19 menciona que “el juez ordenará la prisión preventiva, oficiosamente en siete delitos: delincuencia organizada, homicidio doloso, violación, secuestro, trata de personas, delitos cometidos con medios violentos como armas y explosivos, así como delitos graves que determine la ley en contra de la seguridad de la nación, el libre desarrollo de la personalidad y de la salud”.