La desconfianza ante las vacunas, el calentamiento global y la contaminación y una futura pandemia de gripe son tres de los 10 riesgos para el planeta que la Organización Mundial de la Salud ha detectado para este año. Los otros son la debilidad de los sistemas de atención primaria, el VIH, el dengue, el aumento de las enfermedades no contagiosas (diabetes, cáncer), la fragilidad de muchos asentamientos humanos, el ébola y otros virus emergentes y la resistencia a los antibióticos. Lo justifica como sigue y en este orden.
Calentamiento y contaminación. Nueve de cada diez personas respiran aire contaminado, lo que causa 7 millones de muertes evitables al año. El 90% de ellas se producen en países de ingresos medios o bajos, con menos control de las emisiones industriales y del tráfico, a las que hay que sumar en muchos casos el humo de las cocinas dentro de las viviendas. Relacionado con las emisiones está el calentamiento global, que se calcula que causará unas 250.000 muertes al año a partir de 2030 por malnutrición, malaria, diarrea y golpes de calor.
Enfermedades no transmisibles. Las patologías no contagiosas, como la diabetes, el cáncer y las enfermedades del corazón son ya responsables del 70% de las muertes anuales del planeta (unos 41 millones de personas). Aunque se asocian a estilos de vida occidentales, el 85% de los fallecimientos suceden en países de ingresos medios o bajos. Hay cinco factores que las impulsan: tabaco, alcohol, sedentarismo, contaminación y una mala dieta.
Una pandemia mundial de gripe. La OMS lleva años a la expectativa porque considera, sin lugar a dudas, que «el mundo sufrirá otra pandemia de gripe». No se refiere a la de cada invierno, sino a una mucho más grave de la que «lo único que no se sabe es cuándo atacará y con cuánta gravedad».
Asentamientos frágiles. El hambre, la sequía, los conflictos o los desplazamientos de población afectan a 1.600 millones de personas que viven en lugares donde el acceso a los servicios sanitarios básicos es muy difícil, con especial impacto en la salud maternoinfantil.
Resistencia antimicrobiana. Antibióticos, antivirales y antimaláricos son algunos de los medicamentos más exitosos de la historia, pero su tiempo se acaba, advierte la OMS. Ello ya dificulta el tratamiento de enfermedades tan prevalentes como la tuberculosis. Ello se debe a su uso excesivo.
El ébola y otros virus. El año pasado ha habido dos brotes de ébola en Congo que han llegado a las ciudades, creando situaciones que ya no tienen nada que ver con los brotes anteriores, en zonas rurales aisladas. Otros patógenos bajo especial vigilancia son el zika y Nipah, el coronavirus de Oriente Próximo y el SARS. Además, la OMS ha nombrado una genérica enfermedad X para representar lo desconocido aún por venir.
La debilidad de la atención primaria. El papel de esta atención es clave en todos los países, ricos y pobres, ya que puede «atender la mayoría de las necesidades de la población», dice la OMS. Por eso la organización se compromete a impulsar el fortalecimiento de estos servicios.
Las reticencias ante las vacunas. La OMS calcula que estos medicamentos salvan entre 2 y 3 millones de vidas al año, y que si se universalizaran lo harían con otro millón y medio. Entre las causas para su rechazo la organización señala la complacencia que hace que nos olvidemos del peligro que combaten, las dificultades de acceso y la falta de confianza en ellas. Como ejemplo de su eficacia, la OMS espera que este año la polio deje de circular en Pakistán y Afganistán (el año pasado hubo 30 casos), y prepara un plan contra el cáncer de cérvix basado en la vacuna del papiloma.
El dengue. Esta enfermedad, también causada por un virus, está en progresión en todo el mundo. En su forma más grave tiene una mortalidad del 20%. Se calcula que produce 390 millones de infectados al año y que el 40% de la población mundial vive en zonas donde es posible la transmisión del virus por un mosquito.
HIV. A pesar de los avances, cada año muere un millón de personas por el sida que causa. Y hay colectivos (personas que practican la prostitución, hombres que tienen sexo con hombres, consumidores de drogas, transexuales) que en muchos países quedan fuera de los avances por el estigma y la discriminación que sufren. Para llegar a ellos la OMS va a promover las pruebas de autodiagnóstico.