La lluvia ayudó a extinguir el mortal incendio en el norte de California, pero la humedad también convirtió las cenizas en una pasta espesa y obstaculizó la búsqueda de fragmentos de hueso que podrían indicar la presencia de un cadáver.
Las cuadrillas de búsqueda reanudaron la tarde del viernes su lúgubre tarea después que dejó de llover en Paradise, California. Recorrieron las ruinas de un parque de casas móviles entre espesa niebla. Algunos usaban rastrillos, mientras que otros levantaban metal retorcido para mirar debajo, o llevaban perros de búsqueda.
Este parque en particular ya había sido revisado por humanos y perros, como lo indican las marcas de pintura anaranjada que dejaron los equipos de búsqueda. Pero Craig Covey, quien dirige una cuadrilla de rescate del condado Orange, dijo que estaban revisando de nuevo porque fue el último paradero conocido de personas que continúan desaparecidas, muchas de ellas de edad avanzada.
Los rescatistas vestían impermeables amarillos y cascos para protegerse de la posible caída de ramas, mientras calladamente buscaban pistas que pudieran indicar que alguien no logró salir, como autos en la cochera o una rampa para sillas de ruedas. Buscaban no solo huesos, sino cualquier cosa que pudiera ser cenizas de un cuerpo calcinado.
El incendio de California, el más letal de Estados Unidos en el último siglo, causó la muerte de por lo menos 84 personas, y más de 560 se reportan aún como desaparecidas. A pesar del mal clima, más de 800 voluntarios buscaron restos el Día de Acción de Gracias y nuevamente el viernes, dos semanas después de que las llamas arrasaron las laderas de la Sierra Nevada, dijeron las autoridades.