La estela de entusiasmo que siguió en las últimas semanas a Beto O’Rourke se desvaneció en minutos en Texas. El demócrata no consiguió arrebatarle el lugar en el Senado al republicano Ted Cruz, que con una mínima diferencia de 200.000 votos ocupará por segunda ocasión un asiento en la Cámara Alta de Estados Unidos. La movilización que el candidato progresista consiguió durante su campaña, sin embargo, ha marcado una diferencia en una región tradicionalmente republicana.
O’Rourke se arropó en El Paso, su ciudad natal, para seguir la jornada electoral y también para enfrentar los resultados. Varios miles de seguidores se reunieron en el estadio de béisbol de la ciudad para escuchar su mensaje. “Estoy inspirado y esperanzado como nunca lo había estado en mi vida. El resultado de esta noche no disminuye la forma en la que me siento sobre Texas o este país”, dijo emocionado frente a miles que le esperaron tres horas hasta que subió al escenario.
Minutos antes el demócrata había llamado a Cruz para reconocer su triunfo en las elecciones más ajustadas en el Estado en los últimos 25 años. O’Rourke, de 46 años, consiguió el respaldo del 48% de los casi ocho millones de texanos que salieron a votar este martes, mientras que Cruz alcanzó el 50% de los votantes. El candidato alentó a sus seguidores a respaldar al senador republicano. “El país ha estado polarizado como nunca lo había estado desde que recuerdo. A partir de ahora ya no somos ni demócratas, ni republicanos, somos texanos”. Por su parte, Cruz habló en su discurso de victoria de «reforzar la frontera y mantener seguras a nuestras comunidades».
Entre los seguidores de O’Rourke había tristeza, rabia e impotencia. Hubo abrazos y lágrimas al saberse los resultados. “Estoy muy orgulloso de ustedes”, dijo para animarlos. El candidato apuntó al trabajo comunitario que sus bases lograron en los últimos 22 meses. Fue precisamente la cercanía que consiguió con la gente, la que lo catapultó en la carrera electoral. El demócrata llegó a cubrir casi todos los rincones del Estado de Texas en sus giras y se atrevió a abordar temas como la seguridad de la frontera, frente a los ataques de su oponente y el discurso antinmigración del presidente Donald Trump.
O’Rouke, por ejemplo, no ha dejado de visibilizar a los cientos de inmigrantes que se acercan a la frontera con El Paso. Incluso, este martes al salir del colegio electoral en el que votó, confirmó su posición respecto a la caravana centroamericana que se acerca a Estados Unidos. “La gente de Texas ha sido definida, en la forma más positiva, por la conexión con la frontera con México. Somos un Estado de inmigrantes y refugiados, sabemos que la frontera no es una amenaza, es una oportunidad. En Texas lo sabemos y nadie externo puede crear paranoia o miedo”, dijo.
“No puedo creer que Beto haya perdido”, decía una mujer mientras se llevaba las manos a la cara. A pesar de los resultados, los seguidores del demócrata respaldaron su mensaje de unidad. “Voté por él porque no quiero que mis hijos crezcan en la América de ahora, sino en la de hace cinco años, donde todos sabíamos que podíamos ser lo que quisiéramos sin importar, por ejemplo, nuestro color de piel”, comentó Lee Hunt, una de las vecinas del candidato. “¡Viva Juárez, viva El Paso, viva la frontera, viva Beto!”, gritaba uno de los animadores del mitin. En la noche de la derrota de Beto O’Rourke, sus palabras dejaron otra estela: la de la perspectiva hacia el futuro.